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exposición La historia de la comunicación entre los seres humanos
Qué órganos permiten que los humanos hablen? ¿Qué relación hay entre lenguaje y el uso del fuego? A estas y otras preguntas encontrará respuesta el visitante de la exposición Érase una vez... ¡el habla!, que ayer se inauguró en la carpa de la Obra Social la Caixa en el Paseo del Salón. Sólo los humanos pueden hablar y esto es posible gracias a dos factores: un cerebro apropiado y una laringe en posición más baja que el resto de mamíferos. La exposición permite efectuar un recorrido por diversos canales utilizados en la comunicación celular y animal, continúa con la indagación por el origen del habla y expone la relación directa entre habla y diversas manifestaciones del comportamiento simbólico, para terminar con una reflexión sobre el lenguaje en su origen, su diversidad y su evolución.
La comunicación en los seres vivos
Se puede decir que hay comunicación en el momento en que un ser vivo realiza una acción que modifica el comportamiento de otro ser vivo. La comunicación celular hace referencia a la tendencia de las células a moverse en una dirección determinada como repuesta a la influencia de estímulos. Los animales, por su parte, ya sea para reproducirse, alimentarse, competir o evitar ser depredados, realizan actos comunicativos con otros animales, que consisten en el intercambio de señales. La forma de comunicación depende de las características propias de cada especie: mientras algunos peces emiten señales eléctricas, los murciélagos, en cambio, emplean ultrasonidos. Algunas de estas señales serán las que los visitantes pueden oír, ver u oler en este primer apartado de la muestra.El grado de complejidad del mensaje es también muy distinto dependiendo de la especie. En unas especies sólo interviene el instinto, en otras, hay además un necesario proceso de aprendizaje. Un petirrojo, por instinto, siempre introduce la comida en un orificio anaranjado, que es el color del interior de la boca de su polluelo; en cambio, una hembra de chimpancé debe aprender de otra a seleccionar determinadas semillas.
El habla: una ventaja de la evolución
No se sabe con exactitud cuándo apareció el habla, pero al estudiar la anatomía de nuestros antecesores podemos saber qué especies estaban fisiológicamente preparadas para ello. Desde el punto de vista antropológico, existen dos factores que pueden indicarnos si determinadas especies poseían o no lenguaje hablado: la morfología del cerebro y la posición de la laringe.
Estudios recientes señalan al Homo heidelbergensis como la primera especie capacitada anatómicamente para hablar. Sin embargo, es su sucesor, el conocido como Hombre de Neandertal, el primero que presenta claras evidencias de que contaba con un lenguaje hablado, dominaba el fuego y tenía un comportamiento simbólico-ritual generalizado. Una escenografía realista muestra a un grupo de Australopithecus afarensis, a los que su estructura social, su desconocimiento del fuego y su falta de capacidad para el habla les hace vulnerables, al lado de una familia de Neandertales, que reunidos en una conversación en torno del fuego dejan patente su cohesión social y su seguridad. Además, los visitantes podrán hablar, a través de un simulador, como seguramente lo hacían los Neandertales, con una distorsión de las vocales.
Lenguaje, más que un código de signos
¿Qué es el lenguaje? El lenguaje puede definirse como un sistema de signos codificado en el que la condición necesaria para que el intercambio de información se produzca es que tanto el emisor como el receptor conozcan dicho código. Si se desconoce el código, es imposible emitir o descifrar un mensaje. Aún no sabemos con absoluta certeza cuál es el origen de las lenguas o idiomas. La teoría más aceptada es la de su origen único: de un mismo grupo que salió de África procede toda la población actual y con ella toda la diversidad lingüística. La interacción entre la lengua y los avances tecnológicos producen perceptibles mutaciones en el uso del lenguaje, así que tanto el lenguaje como el dispositivo empleado para emitir el mensaje reflejan un tiempo: el tiempo en el que se inscriben. El lenguaje evoluciona a la vez que lo hacemos nosotros. Un gran calidoscopio en el que el visitante se ve inmerso en un continuo caudal de estímulos visuales y sonoros, y la pluralidad de personajes y lenguas deja constancia de la diversidad lingüística y cultural como punto y final de la exposición.
l Exposición temporal. Abierta hasta el próximo 28 de junio. Entrada gratuita. En el Paseo del Violón.
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