Los hermanos Dardenne, un elogio a la fragilidad

La cinta 'Dos días y una noche' inaugura con los aplausos del público la Seminci de Valladolid

Los hermanos Pierre y Luc Dardenne.
Efe Valladolid

19 de octubre 2014 - 05:00

El "elogio a la fragilidad humana", además del canto a la solidaridad, que los hermanos Jean Pierre y Luc Dardenne hacen en Dos días y una Noche, arrancó los primeros aplausos del público de la 59 edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), que se inauguró ayer con la propuesta de los hermanos belgas.

La producción, interpretada por la afamada Marian Cotillard, a la que quisieron hacer médico, en un guión inicial, para convertirla luego en trabajadora, y a la que han buscado dar "otro cuerpo y otra imagen", lejos de su condición de estrella e imagen de distintas firmas, ahonda en la "fragilidad" de Sandra, una joven mujer víctima de una depresión que, cuando va a incorporarse a su puesto de trabajo después de cuatro meses de parón, se encuentra con que su empleo peligra frente a la promesa de una prima de 1.000 euros a sus compañeros por parte de su jefe.

De este modo, en dos días y una noche Sandra, acompañada y empujada por de su marido Manu, visita uno por uno a sus compañeros para, al menos, conseguir el apoyo de nueve de ellos a su empleo, con lo que supone: que ellos, trabajadores pluriempleados y con familias a las que sacar adelante, renuncien a mil euros para que ella se reincorpore a la empresa.

El "flechazo cinematográfico" entre los Dardenne y Marion Cotillard, que se mantuvo pese al paso de médico a obrera, lo que no importó a la actriz, se traduce, según los directores, en Dos días y una Noche, una historia de amor y de relaciones humanas que traslada al espectador una realidad actual: la de la supervivencia entre los trabajadores, que con múltiples necesidades tienen que elegir entre el puesto de trabajo de su compañera, quien quiere volver tras cuatro meses de baja, y la prima prometida por el jefe.

"Es una película que cuenta que la solidaridad es mejor que la no solidaridad", explicó Jean Pierre, quien mostró su deseo de que los espectadores que acudan a ver la película se pongan en el lugar de Sandra, por una parte, y de sus compañeros, y reflexionen sobre la decisión que hubieran tomado en su lugar: elegir entre el empleo de una compañera o el beneficio propio cuando se necesita o estar dispuesto o no a recuperar tu empleo si eso conlleva que lo pierda un colega.

"La película es un elogio a la fragilidad humana", defendió Luc en referencia a la depresión de la protagonista, punto en el que se han referido a su condición de "razón dramática" para construir la historia: Sandra tenía que estar de baja para que sus compañeros no votaran por ella porque, en caso contrario, hubiera sido mucho más difícil y, por otro lado, tenía que ser una mujer frágil, "una obrera quizá menos eficaz, más vulnerable".

Dos días y una noche toma partido "por los más débiles" bajo la luz del verano, época en la que grabaron con el fin de el sol tuviera también su protagonismo y la luz llevara a Sandra, cual Gary Cooper, a una road movie con una "carretera obligatoria" bajo el telón de fondo de la crisis del Estado del Bienestar, contenida en Bélgica, país originario de los cineastas, algo más que en España tras un gobierno de centro izquierda "que ha ayudado a que el choque no sea tan violento".

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