Ilu Ros: "Ahora no hace falta irse de España para trabajar como artista"
Una de las ilustradoras más prolíficas del país, presenta su nueva novela gráfica que transita entre el pasado y el presente para entretejer una historia de búsqueda vital, precariedad y pertenencia
Ilu Ros: "Lorca decía que un teatro enfermo derivaba de una sociedad enferma"
Ilu Ros (Mula, Murcia, 1985), graduada de Bellas Artes de la Universidad de Granada, presentó este miércoles en la ciudad su nuevo libro de cómics autobiográficos sobre la búsqueda de su lugar en la vida Una casa en la cuidad. Tras sus exitosos trabajos inspirados en García Lorca y Pardo Bazán, Ros explora en esta obra temas como la identidad, el desarraigo, la precariedad y el concepto de hogar, combinando recuerdos personales con una profunda reflexión sobre su propio proceso creativo.
Pregunta.—Muchos no se sienten cómodos hablando de su vida íntima en público, pero usted creó un cómic sobre su búsqueda de un lugar en el mundo. ¿Cómo fue esa experiencia?
Respuesta.—Me resultó bastante difícil hacer este libro porque tiene una parte autobiográfica y, por eso, lleva una carga emocional muy grande. Hablo de cosas que me preocuparon en su momento y que, en realidad, todavía me siguen preocupando tal como son. Era un futuro incierto, no sabía hasta dónde iba a llegar. En aquel entonces la situación era aún más complicada porque no tenía trabajo y estaba en medio de una crisis económica. En este libro me gustaba plantear claramente lo que quería decir y también hacer un ejercicio de profundizar en esos temas, entender lo que he vivido. Al mismo tiempo, quería contar la historia con humor y reírme un poco de mí misma, porque si no, no me hubiera podido hacerlo.
P.—En su libro usted habla de cómo se suele romantizar la migración laboral. ¿Podría explicar qué aspectos de esa experiencia quiso mostrar para romper con ese idealizado punto de vista?
R.—Se piensa que migrar es algo ligado a tener una carrera universitaria o a encontrar rápido un trabajo relacionado con lo que estudiaste, pero no siempre es así. La realidad depende mucho de las condiciones económicas del lugar y no siempre se consigue lo que uno espera. Por eso quise quitar ese dulce romanticismo. En el libro también cuento experiencias más duras de algunos amigos, que han vivido situaciones mucho más graves, y eso crea un contraste. Siempre he sabido que mi experiencia como migrante fue con ciertos privilegios: soy europea, estudié, tenía un lugar al que volver, aunque no quería depender de mis padres porque quería vivir por mí misma. Pero siempre podía regresar a casa de mi padre y esperar mejores condiciones, algo que muchos de mis amigos no podían hacer. Todo eso quise reflejar en el libro.
P.—¿Cómo ha cambiado la situación laboral para los profesionales creativos en España en los últimos años? ¿Qué dinámica o tendencias actuales observa en el sector?
R.—Mi familia materna emigró a Francia en los años 60 y mis abuelos no esperaban que sus nietos tuvieran que marcharse también, aunque en el fondo quizás sabían que podía pasar. Creo que nadie imaginaba que volveríamos a ver algo parecido, que otra generación joven tendría que irse del país. En los 2000 parecía que España había salido adelante, pero con la crisis volvió la emigración, sobre todo entre jóvenes que no veían un futuro aquí. La situación actual es complicada: no es que no haya trabajo, pero los sueldos no alcanzan para pagar un alquiler o comprar una casa. Muchos jóvenes no pueden independizarse. Aunque técnicamente no estamos en crisis, las condiciones siguen siendo difíciles, sobre todo para tener una mínima estabilidad laboral y económica. Ahora no hace falta irse de España para trabajar como artista, pero siempre las carreras relacionadas con la cultura son difíciles para encontrar trabajo.
P.—A lo largo de más de 300 páginas usted se dibuja a sí misma una y otra vez. ¿No se cansa de retratarse constantemente?
R.—Me cansaba muchísimo, y más que dibujarme, lo que me costaba era hablar de mí. Tenía la sensación de que hablaba demasiado de mí, porque aunque no es mi primer libro autobiográfico — en 2020 publiqué Cosas nuestras, donde hablo de mi relación con mi abuela materna— en ese libro ella era la protagonista y yo apenas aparecía como un personaje secundario dentro de la conversación. Pero en este libro, de repente, soy la protagonista, y eso sí que me ha costado. No me cuesta poner personajes fuera de mí, pero aquí pasó que, a medida que el libro se fue formando, ya no era solo mi experiencia personal, sino que el libro empezó a funcionar por sí mismo. Así que el “yo” de la historia es un personaje, pero también soy yo.
P.—¿Y cómo ideó el estilo y la imagen de su protagonista? Por ejemplo, su personaje siempre lleva el pelo recogido en un moño.
R.—A la hora de dibujar me pongo muy poco como yo me veo. Siempre voy con el moño hecho. Y me dibujé la ropa que tenía en aquel momento. Pero tampoco tenía mucho en cuenta. Recuerdo que tuve un jersey con los lunares, entonces, lo puse. O una camiseta amarilla con las manchitas negras cuando viajé a Londres de nuevo en 2023, no fue exacto que tenía, pero la puse en el libro.
P.—¿No usó un espejo para crear sus autorretratos?
R.—No porque al final son personajes más de cómic, no buscaba tanto el que se parezca realmente. Los libros anteriores los he dibujado en analógico -en papel con acuarela, acrílico o tinte- pero este libro lo he hecho digital.
P.—¿Cómo definiría el género de su libro? ¿Es una crónica, un diario...?
R.—La verdad, no lo sé. No pienso en eso cuando hago un libro. Lo que me importa es cómo contar lo que quiero contar, cómo construir la atmósfera, tanto en lo gráfico como en la narración. Me interesa que el lector se deje llevar, que entre en ese mundo. El tono del libro cambia: hay momentos más tristes, otros con humor… Eso sí me importa, ese equilibrio.
P.—¿Por qué decidió utilizar distintas técnicas en el libro, como el collage?
R.—Las fotos encontré en un mercadillo cuando volví a Londres en 2023. Al llegar, me reencontré con la ciudad, con lugares que solía visitar cuando vivía allí. Y en medio de ese recorrido, empecé a recopilar fotos. Al principio no eran para este libro, pensaba hacer uno de ficción o incluso ilustrar un texto clásico, como Una habitación propia de Virginia Woolf. Pero al final decidí que todo ese proceso de búsqueda debía formar parte del propio trabajo, así que incluí esas fotos que fui encontrando, porque me iban dando ideas, sugerencias... Me ayudaban a dar forma a lo que quería contar. El libro también narra ese proceso de creación.
P.—Usted nació en Murcia, estudió en Granada, ahora vive en Madrid. ¿Ha encontrado por fin su ciudad, su idea de lo que debería ser un hogar?
R.—Mientras viví en Londres ocho años, sabía que iba a volver a España en algún momento. Ahora mismo sigo sintiendo que Madrid es mi casa. Vivo con mi pareja en un estudio de alquiler que es bastante céntrico, pero mi calle no es ruidosa.
P.—¿Se siente cómoda en Madrid?
R.—En Madrid me pasó otra vez lo mismo que en Londres: el problema del precio del alquiler. Nunca sabes si vas a poder seguir en el piso donde estás, si van a subir el alquiler y vas a tener que buscar otro sitio. Pero creo que esto ya está ocurriendo en muchas ciudades. Por eso, en el título del libro no hablo de una casa en Londres, sino de una casa en la ciudad, porque es algo que se ha vuelto general.
P.—¿Cómo es su rincón de trabajo? ¿Es un estudio, una mesa en casa, un café...?
R.—No tengo taller, trabajo desde la casa, pero para mí lo importante no es la casa física. Yo me siento en casa por la gente que me rodea. Londres lo fue por la gente que me encontré, por los amigos. Y ahora en Madrid es lo mismo, por eso estoy a gusto allí.
P.—Antes usted quería vivir en Granada. ¿Todavía usted piensa mudarse?
R.—Vine a Granada a estudiar un año con una beca, pero luego tramité el traslado de matrícula y estudié Bellas Artes durante cinco años. Quería quedarme en Granada, pero por la situación económica en 2008 y la falta de trabajo, debido a la crisis del país, tuve que irme a Londres. Sigo teniendo amigos en Granada, pero no tengo en la mente mudarme a Granada, aunque nunca se sabe…
Temas relacionados
No hay comentarios