Manuel Liñán: "Para mí, Federico García Lorca no es solo un poeta, es un universo y un referente profundo"
El bailaor granadino presenta desde este viernes en el Generalife un homenaje íntimo y poderoso al poeta con una obra que funde poesía y compromiso artístico
Manuel Liñán reinventa a Lorca en clave flamenca dentro del ciclo del poeta en el Generalife
El bailaor flamenco Manuel Liñán ya tiene todo listo para presentar esta noche Llámame Lorca, su nueva propuesta flamenca en el Teatro del Generalife dentro del ciclo Lorca y Granada. Del 1 al 16 de agosto, Liñán ofrece con el lenguaje plástico su personal visión flamenca del universo del poeta universal granadino. Una propuesta que ha despertado un gran interés del público incluso antes de su estreno, habiendo vendido ya más del 90% del aforo disponible para las doce funciones programadas.
Pregunta.¿Qué nos puede contar de su nuevo espectáculo, Llámame Lorca, y como va a ser presentarlo en el Generalife?
Respuesta.En Llámame Lorca hay una invocación al poeta. Es casi un acto de educación emocional, de acercamiento, a través de su simbología. Es una recreación de su obra que se plasma en el escenario cada noche de forma distinta. Invocamos a Lorca no solo a través de su poesía, sino también desde la pintura, desde la imagen. Lo que pretendemos es evocar su presencia cada noche, con símbolos diferentes, no únicamente con sus palabras, sino con lo que él representaba. Incluso su música, sus caminos, su pintura, su universo entero… Lo llevamos a escena como un collage vivo. Claro, hay pintura, símbolos, complementos visuales... todo eso está presente en el escenario. Y creo que eso también hace que la obra se transforme. Aprendí que cada función puede ser completamente distinta. Habrá días con artistas invitados, por ejemplo, Falete. Pero Curro Albaicín actuará cada noche. Para mí es esencial que haya música en directo. Es algo fundamental en mi forma de entender el flamenco. Otras veces cambiará la música en directo, y si hay pintura en vivo o intervenciones distintas, eso transforma todo. Aunque sea el mismo espectáculo cada noche, siempre sucede algo diferente. Esa es la magia. Pero prefiero no contar demasiado… Me gusta guardar ciertos secretos para el estreno (ríe).
P.¡Es increíble! Se puede decir que el público cada día va a un nuevo espectáculo.
R.Bueno, el espectáculo tiene una estructura clara, pero…
P.¿Dónde usted encuentra la energía para todo esto?
R.(Ríe). Del flamenco. Es que el escenario me da mucha energía. Pero esta energía también viene de los compañeros, de los bailaores, de los músicos, es una energía que en el escenario se da. Es algo que se da entre todos, se recicla. Yo también soy la persona que necesito mucho conectar con la energía de los demás en el escenario, es como un intercambio. Me alimenta.
P.Entonces, usted necesita tener cerca a un grupo, como una familia, amigos íntimos… ¿Algo así?
R.Sí, pero en lo artístico. Necesito la energía de otros artistas para crear. Y aunque no sea siempre el mismo grupo, vas encontrando a personas con las que se da esa conexión… con quienes puedes construir algo nuevo, algo bonito, algo artístico.
P.¿Usted trabaja siempre con el mismo grupo artístico, o va cambiando? Me imagino que en cada proyecto va encontrando personas con las que se genera confianza, con quienes puedes crear algo nuevo y bonito.
R.Depende del proyecto y según lo que se quiera contar, así se elige al equipo. En este caso, Llámame Lorca, —y en casi todos— he trabajado con artistas granadinos. Diría que el 90 o 98% del elenco es de Granada, y eso para mí es muy especial. Todo el cuerpo de baile está formado por ocho bailaoras granadinas increíbles, entre ellas van Irene Morales, Irene Rueda, Cristina Soler, Susana Sánchez, Rocío Montoya, Cristina Aguilera, Noelia Calvo, Anabel Moreno... Algunas de ellas fueron las primeras con las que empecé a trabajar. Son formidables. Además, José Maldonado y Raquel Heredia, que son artistas invitados muy importantes, ellos van a bailar conmigo todos los días.
P.En el cartel del espectáculo usted aparece con un traje blanco con claveles rojos… ¿Ese vestuario va a estar en el espectáculo?
R.El traje es blanco porque la obra parte de ese blanco: un lienzo en blanco que se va tiñendo del personaje y de la simbología lorquiana, por eso el símbolo.
P.¿Hay algo más que usted puede contar sobre el espectáculo o prefiere reservarlo hasta el 1 de agosto?
R.Del vestuario prefiero no adelantar mucho, para que haya sorpresa (ríe). Pero sí puedo decir que el espectáculo gira en torno a una idea: “Todos somos Lorca”. Queremos meternos en su piel, rendirle homenaje desde muchos lenguajes —pintura, poesía, cuerpo— y reconocer que en cada uno de nosotros hay un pequeño Lorca. Cada intérprete trae su propio “Lorca interior”, lo encarna a través del tema que más le toca. Desde el maquillaje, la emoción, lo que inquietaba e inspiraba a Federico… tratamos de seguir inspirándonos e inquietándonos hoy, desde su mirada. Todos somos Lorca, todos somos Federico.
P.Y dígame, ¿tiene libros de Lorca? ¿Suele leer sus poemas de vez en cuando para inspirarte? Por ejemplo, para esta temporada: ¿cómo se preparó? ¿Leyó algo de Lorca, investigó sobre su vida o su obra?
R.Sí, he leído mucho sobre Lorca, no solo sus poemas, también análisis críticos sobre sus obras. He leído desde sus textos más conocidos hasta reflexiones sobre su estilo, su universo simbólico. Últimamente, he estado leyendo también las cartas entre Dalí y Lorca. Son preciosas, conmovedoras. Esa correspondencia es lo último que he estado explorando. Las obras de Lorca siempre me ha acompañado como artista. Cuando tuve 13 años, Curro Albaicín me abrió el mundo de Lorca, es un referente profundo. Y además, es un gran defensor del folclore granadino. Él me hablaba de Lorca, de sus obras, mientras yo escuchaba su guitarra. Por esto también quiero que él está conmigo en el escenario. Eso me inspira muchísimo. Sus mensajes me siguen tocando muy dentro. Leerlo, estudiarlo, conocer su mundo… me transforma. Para mí, Lorca no es solo un poeta: es un universo. Un referente profundo.
P. Para crear el flamenco necesita tener duende. Sobre este concepto Lorca escribió mucho. ¿Qué es tener duende?
R.Es cuando se produce lo inexplicable, como cuando algo se convierte en intangible, que se puede pensar, pero no se puede tocar. Es como pura emoción que no puede coger, pero se tiene. Y yo creo que es como un puente fuera del cuerpo que se convierte en emoción.
P.¿No siempre sientes el duende cuando a veces?
R.Bueno, en determinadas ocasiones diría.
P.Este abril fuiste a Japón.
R.No fue primera vez. ¡Me encanta! Japón me fascina y su comida también. Siempre que voy, trato de probar de todo. Me atrae mucho su cultura, el respeto que tienen por las cosas, por la naturaleza, por los demás… Esa calma que transmiten. Allí hay una gran pasión por el flamenco, muchísimas escuelas, muchos estudiantes, una afición enorme y un nivel muy alto. Conocen nuestra tradición profundamente, y preguntan por todo: por el cante, el baile, la guitarra. Es impresionante. Yo también les tengo muchísimo cariño, y ellos realmente aman nuestra cultura. Japón es un país muy especial. Puedes encontrar la energía de una gran ciudad, pero también momentos de paz y silencio. Y eso me parece hermoso: el equilibrio entre el bullicio y la tranquilidad, entre lo moderno y lo natural.
P.¿Pero por qué cree que Japón está tan enamorado del flamenco?
R.Creo que hay algo espiritual, una conexión profunda, casi inexplicable. Como si nuestras almas se encontraran. Cuando el público japonés es realmente aficionado al flamenco —y los hay muchos— la reacción es muy parecida a la del público en España. Saben cuándo jalear "Olé!", cuándo guardar silencio, y sobre todo entienden cuándo algo está bien hecho. Tienen paladar flamenco. Saben leer el remate, el momento justo. Y eso se siente desde el escenario. Y muchos japoneses te lo dicen: que aprecian el flamenco no solo por su intensidad, sino por su profundidad. Lo viven desde otro lugar.
P.¿Y a ti qué tipo de escenario te gusta más? ¿Grandes teatros, espacios al aire libre, algo más íntimo como los tablaos?
R.Uno de mis escenarios soñados es el Teatro de la Zarzuela en Madrid. Nunca he bailado allí, pero me encantaría. En el año que viene actuaré. Pero si hablamos de escenarios únicos, las funciones en el Generalife de Granada… no hay nada comparable. Es un lugar mágico. No existe otro espacio así en el mundo. Bailar allí es un privilegio.
P.Y hablando de Granada… ¿Cuáles son sus rincones favoritos?
R.Me encanta pasear por el Paseo de los Tristes. Tiene algo muy especial… También por el Sacromonte, que es parte de mi infancia, de mi formación. Trabajé mucho de niño allí, en las zambras. Es un lugar que llevo dentro. Me gustan esas cuevas altas, colgadas, y caminar por allí me conecta conmigo mismo. Y, por supuesto, por mi barrio, por el Realejo, donde mis padres tienen la casa.
P.¿Tiene planes para este verano?
R.Ahora mismo no. En este momento lo principal es el montaje del espectáculo. Estoy completamente centrado en que todo esté bien atado para el estreno. Esa es mi prioridad.
P.¿Hace algo en especial para mantenerse en buena forma física y emocional?
R.Intento cuidar siempre la alimentación. Y ahora también estoy buscando momentos para meditar, para respirar tranquilo. Son muchas cosas, mucha energía, mucha gente involucrada… y esta producción, en particular, es de las más grandes y complejas que he hecho en mi vida. Requiere muchísima dedicación. Por eso intento encontrar espacios para relajarme, aunque sea un momento al día. Porque pienso en el espectáculo 24 horas al día: antes de dormir, al despertar, incluso en sueños...
P.¿Tiene al menos 15 minutos al día para usted?
R.A veces sí, a veces no… pero siempre los busco. Intento encontrar un rato de soledad para respirar, centrarme.
P. ¿Usa siempre el mismo tipo de zapatos para bailar? ¿Tiene algún modelo favorito como Eva Yerbabuena?
R.Voy cambiando. A veces uso zapatos, otras veces botas… Uso varias marcas. A veces incluso diseño un modelo especial junto con el zapatero.
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