Miguel Ángel del Arco: "La hambruna provoca que la gente no solo muera, sino que deje de luchar"
El catedrático de la UGR dedica su último libro a las hambrunas, "que han sido generadas siempre por dictaduras", utilizadas "como un arma de guerra inapelable" donde "los más afectados van a ser siempre los republicanos"
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Miguel Ángel del Arco Blanco es un catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Granada. Su campo de estudio e investigación ha sido el análisis de los tiempos de la guerra civil española, así como la postguerra y sus múltiples consecuencias. Una de ellas ha sido el eje para su trabajo más reciente, La hambruna española, que ha presentado este martes junto con el historiador y biógrafo Antonio Herrera, en la Biblioteca de Andalucía. Además, tiene multitud de trabajos publicados como Hacia una España nueva, No solo miedo o Diario de la revolución y de la guerra (1936 - 1939) entre otras.
Pregunta.¿Qué le llevó a investigar y a escribir sobre este tema y que fue lo más complicado del proceso?
Respuesta.Cuando me metí en los archivos, desde que empecé mis investigaciones hace años, me di cuenta que el hambre estaba en todos los lados. Es una cosa impresionante. Cada vez que me metía en un archivo para ver lo que pasaba después de la guerra civil, en los años 40 en España y en Granada, me daba cuenta que la textura del papel, este papel acebollado, o incluso las cosas de las que se trataban los ayuntamientos. Me refiero, por ejemplo, a la obsesión por la comida, la información sobre enfermedades, información sobre el racionamiento, información sobre muertes por hambre… El hambre estaba en todos los lugares y era un aspecto central. Entonces, a partir de ahí me empecé a interesarme por el hambre y me di cuenta que, dentro de los años de Postguerra, había uno donde las cosas eran mucho peor. Entonces, me planteé si aquello era algo distinto y ahí, finalmente, demostré con este libro que es una hambruna lo que pasó entre el 39 y el 42 y también en el año 46.
P.Dice que muchos supervivientes niegan que ellos mismos fueron los que lo sufrieron. Sí que afirman que veían estas hambrunas, pero que no eran ellos los que las sufrían. A la hora de buscar información en forma de archivos o de testimonios, ¿le resultó complicado?
R.Me resultó complicado respecto a los testimonios porque nunca eran en primera persona. Siempre era respecto a otros vecinos, respecto a otra gente. No dejaban de hablar de gente que moría de hambre, de robo, de gente que comía por gatos, perros, pero nunca eran ellos. Entonces, hablaban, pero siempre como si fuesen otros porque el hambre avergüenza, no es algo que dignifique al hombre. Y, sin embargo, para descubrir la hambruna tuve también dificultades porque tuve que ir a muchos archivos. En total, la investigación tiene 20 archivos nacionales e internacionales y, bueno, no solo los centrales de Madrid sino también muchos municipales y muchos provinciales donde estaban cerca de la realidad y te dabas cuenta que la situación era desoladora. Para los archivos internacionales fui a los portugueses, a los franceses, a los ingleses y a los americanos porque ellos estaban muy preocupados por lo que sucedía en España entonces, por si entraba en la Segunda Guerra Mundial. Entonces, hablaban sin cesar de la situación lamentable que había en España.
P.Entrando a la parte técnica de la escritura del libro ¿Se considera un escrito brújula o mapa? Es decir, si tiene toda la información organizada previamente, sabiendo cómo empieza, cómo acaba además de todos los temas que se van a tratar y cuándo; o sin embargo, fluye con la escritura.
R.En realidad es más bien lo primero, pero siempre con cambio. Siempre tenía un esquema de lo que quería contar, que en el fondo eran las preguntas, que eran básicamente cuáles eran las causas de la hambruna, luego en qué consiste la hambruna, las características. En tercer lugar, ¿qué hace el Estado frente a la hambruna, sus políticas? Y en cuarto lugar, ¿qué hace la población en cuanto a la hambruna? Eso no quiere decir que a lo largo de la redacción no fuese incluyendo capítulos que pensaba que eran necesarios o suprimiendo algunos que no les veía importancia, sobre todo pensando también en que el libro se pudiese leer, que no tuviese mil páginas. Podría haber contado mucho más pero no me quería extender más. Por ejemplo, el de cómo se manda mucho alimento a Alemania mientras que la gente se muere de hambre, en el fondo tenía un capítulo entero pero al final lo reduje a cinco páginas y lo metí en otro capítulo porque creo que estaba sobradamente demostrado y no era tan interesante.
P.Hablando sobre el tema de los escasos alimentos, ¿actualmente hay comidas típicas que preparamos en el día a día que realmente vengan a partir de estos años de hambruna?
R.Bueno, quedaron tanto recetas como hábitos. Quizá la receta más famosa es el potaje de hinojo, que hasta entonces no estaba en nuestra cocina y que consistía en el reflejo de cómo la gente empezó a coger hierba y a meterla para hacer potajes, caldos. El potaje de hinojo que hacemos ahora lleva patata. La patata en la postguerra era, sobre todo en Andalucía, una cosa que no existía. Era muy difícil tenerla, pues la patata te salvaba del hambre. Entonces el potaje de hinojo era distinto. Respecto a los hábitos, yo creo que persisten en determinadas generaciones. Por ejemplo, en la de mi hijo no persisten, que mi hijo tendrá ocho años, pero en la de mis padres, en la de mis abuelos, que vivieron la hambruna, o por supuesto también un poco en la mía, yo soy del 78, pues persisten de alguna forma. Como, por ejemplo, no dejar nada en el plato, comer todo, aunque ya no tenga hambre. Incluso si queda algo de comida, llenarte el plato, aunque no tenga hambre. También hay otros hábitos que quedan en nuestros mayores, como la necesidad de llenar la despensa, por lo que pueda ocurrir. O, por ejemplo, que se cae algo al suelo y nunca tirarlo a la basura, sino darle un beso y volver a comértelo. Eso era muy típico con el pan. Pero esto pasaba en todas las hambrunas. El pan se caía al suelo, le daban un beso y se lo comían. Lo ponían en la cesta. Es curioso como el libro está teniendo bastante acogida, porque yo creo que a todo el mundo le toca la fibra personal por lo que todos vivieron o lo que le han transmitido sus abuelos. Es como una experiencia común.
P.Las regiones más afectadas fueron Murcia, Castilla-La Mancha, Andalucía y Extremadura. ¿En qué consistía la diferencia de vivir en las más afectadas frente a las que menos y cómo esto acabó afectando a la población y también al régimen?
R.Para empezar fue una hambruna principalmente rural. El mercado negro hacía que aunque se produjesen los artículos en el campo, rápidamente fuese a las ciudades, que era donde tenían grandes precios. Entonces, quienes más lo sufrieron fueron las personas que eran jornaleros, los trabajadores. ¿Por qué? Porque si tú eras un pequeño propietario estabas salvado. El problema es si tú tenías que vivir con un salario tan bajo como había en el franquismo, con un aumento de precios tan importante. Esto provocaba, al fin y al cabo, una cosa. Y es que mucha gente se muriese de hambre, no porque no hubiese comida, porque estaba el mercado negro, sino porque no podía acceder a los productos. ¿Y qué sucede? Que esto golpea más fuerte en estas regiones, porque son rurales donde la polarización social es más grande. Es decir, hay menos homogeneidad social. Hay más diferencias. Hay muchos pobres, menos clase media. Frente por ejemplo, Galicia, Asturias, donde es una zona de pequeños propietarios, donde apenas hay jornaleros. Otra de las explicaciones es que muchos de estos terrenos eran terrenos de secano. Entonces, la agricultura de secano solo produce una cosecha, con lo cual se puede emplear a menos gente. Si la agricultura fuese de regadío, puedes tener varias cosechas.
P.¿Considera que Andalucía fue la región más afectada?
R.Sin duda. Y especialmente las zonas más latifundistas. Por ejemplo, Cádiz, Huelva, Sevilla, Córdoba, especialmente. Pero hay otra cosa y es que los más afectados van a ser siempre los republicanos. Es decir, esto es una hambruna que tiene un símbolo político muy importante. Los republicanos son los que están en las cárceles y los que se mueren de hambre en las cárceles, principalmente. Pero también las familias republicanas son las que de repente tienen al marido en la cárcel o fusilado y no tienen con qué alimentarse. Porque solo se pueden alimentar con lo que hagan las mujeres. Esto hace que, en el fondo, podamos hablar de la hambruna de la victoria.
P.Actualmente, la hambruna sigue siendo un problema bastante vigente. ¿Por qué cree usted que esto sigue ocurriendo?
R.Bueno, pues lo que sostiene el libro es que las hambrunas están provocadas generalmente en el siglo XX y también en el XXI por manos humanas, es decir, por decisiones humanas. Entonces, lo que está sucediendo actualmente me parece terrible, pero tampoco me extraña, porque a lo largo del siglo XX se ha utilizado como arma de guerra. Ten en cuenta que la hambruna provoca que la gente no solo muera, sino que deje de luchar, que de repente no resista y que venza a su voluntad. Entonces, es una arma, además, bastante anónima, porque no saben lo que está pasando. No es como tirar una bomba y ver cómo cae el edificio, sino que la gente muere sola, en secreto, cuando nadie los ve, y además se entierran como uno más. Entonces, al fin y al cabo, es un arma de guerra inapelable. Lo llamativo es que siempre se ha utilizado así, en periodos de guerra, o las hambrunas han sido generadas siempre por dictaduras. A partir del año 47 ya no hay hambruna en Europa porque, básicamente, ya no hay dictaduras. Y es algo muy significativo porque nos dice mucho de otras las voluntades de la democracia frente a las dictaduras en un momento en el que parece que algunos recuerdan al franquismo como una época dorada.
P.¿Hay algún tema que les gustaría expandirse más en otro libro, o ha quedado cerrado?
R.Yo creo que está casi cerrado. La historia nunca está cerrada, y vendrán más investigaciones que mejorarán, pero yo creo que a grandes rangos tengo que pasar página y dedicarme a otros temas.
P.Dejando al lado las cuestiones sobre este libro, ¿por dónde irán sus próximos proyectos?
R.Pues me estoy dedicando actualmente al estudio de la sociedad española al final del franquismo, los años 60 y 70. Básicamente, cuáles son los cambios que se producen en la sociedad frente a una dictadura que es prácticamente inmovilista. Entonces quiero estudiar la familia franquista y cómo la gente pasaba su ocio, cómo se dedica al trabajo, al estudio y cómo van modernizándose frente a una dictadura de permanencia inmovil. Quiero pasar a los años 50 y 60.
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