El parqué
Rojo generalizado
Miguel Ángel Cuevas | Catedrático de Filología Italiana y poeta
El 2 de noviembre de 1975, en el balneario de Ostia, muere tras un terrible asesinato el cineasta, polemista y escritor Pier Paolo Pasolini. Al cumplirse cincuenta años de su muerte, la editorial Nórdica recupera la que sería la obra "final" del autor italiano: ‘Petróleo’. Un texto –inacabado, fragmentario- en el que convergen todos los planos de la escena pasoliniana. En estas páginas, que nos hablan del poder o de la “religión del sexo”, está el guionista, el ensayista. Para ahondar en el vibrante discurso de esta original obra, tan actual, tan viva, conversamos con su traductor, el poeta Miguel Ángel Cuevas, catedrático de Filología Italiana en la Universidad de Sevilla.
Pregunta.Se cumplen cincuenta años de la muerte de Pier Paolo Pasolini y su obra sigue viva. ¿Por qué?
Respuesta.Por dos motivos: primero, porque una obra artística de calidad no tiene fecha de caducidad. El arte no caduca –no es un yogur-. Segundo, diríamos que Pasolini es un autor total y, en su vertiente ensayística, es un profeta. Está diciendo sesenta o cincuenta años antes lo que ahora está pasando. En los años sesenta Pasolini ya hablaba de “mutación antropológica”, y ahora los antropólogos hablan de Antropoceno. Su obra no caduca porque es un artista y, además, es un profeta.
P.¿Estos dos apuntes que me indica se aprecian en ‘Petróleo’, novela de Pasolini que acaba de traducir?
R.Por supuesto. Petróleo es también un texto total. Es el legado artístico de Pasolini. Hay páginas de una lucidez política extraordinaria, y hay una concepción de la novela como forma que se busca a sí misma –y que nunca se consigue- de una contemporaneidad estrepitosa. Aunque esto último ya estaba en Laurence Sterne, en el XVIII, pero como decía Gaudí: “La verdadera originalidad consiste en saber cuáles son los orígenes”. En ‘Petróleo’ hay ensayo, poesía, narrativa, descripciones guionísticas. Está todo Pasolini: su legado moral y amoral, y un concepto de lo sagrado que roza con lo execrable –como en Sade, Bataille, Genet-.
P.Una novela inacabada y fragmentaria, se indica. En su presentación en Madrid se definía así: inconclusa pero rotunda.
R.La novela es un artefacto. En italiano se diría que es un ordigno, es decir, un artefacto explosivo. Algo que te explota en las manos. La novela es también una abjuración de la vida, y una abjuración del arte. Pasolini nos dice que el arte no vale nada.
P.¿Se sabe por qué Pasolini no la terminó?
R.No lo sabemos, no.
P.¿Hablamos de una reflexión sobre el bien y el mal que habita en todo hombre? Por supuesto en su protagonista, Carlo.
R.Creo que es una novela sobre una condición humana disociada, en la que el bien puede convertirse en mal y el mal puede convertirse en bien. Pero no diría que es una novela sobre el bien y el mal. No exactamente. Diría más bien que es una novela sobre el mal al que al final, quizá, le queda un vislumbre de salvación personal. El personaje acaba convirtiéndose en místico. Se dice de sí mismo que es un santo. Pero ¿cómo accede a la santidad? A través del mal.
P.¿Es una novela sobre el poder? Se lo digo por la cita que inaugura el volumen, del poeta ruso Ósip Mandelshtam: “Con el mundo del poder no he tenido sino vínculos pueriles”.
R.Por supuesto. Es una novela sobre el poder. En algunos capítulos centrales de la obra se pasa revista a toda la clase política italiana. Únicamente no se ataca al Partido Comunista ni al Partido Radical, que fueron los dos amores políticos de Pasolini. De los demás partidos no se salva nada.
P.Entendí esta novela como una crítica al totalitarismo.
R.‘Petróleo’ es una crítica a la estupidez. Ahora en Italia está pasando una cosa muy curiosa. Y muy cabreante. Te cuento: el neofascismo italiano –Meloni y compañía- se está queriendo apropiar de la herencia de Pasolini. Hace poco se organizó en el Senado italiano un encuentro, presidido por Ignazio La Russa –quien se enorgullece de tener en su casa un busto de Mussolini-, donde se reivindicó la figura de Pasolini. Es sangrante.
P.¿Y a qué se debe esta reivindicación?
R.Hay una frase de Pasolini que dice lo siguiente: “Estoy pensando en cómo reivindicar para la revolución algunas proposiciones reaccionarias”. Su reacción es contra la modernidad. Pero a esa luz le parecen ridículos tanto los fascistas como ciertos antifascistas. El caso es que nadie puede apropiarse del legado pasoliniano. Ni la derecha fascista ni la izquierda ortodoxa.
P.Y otros dos asuntos: el sexo y la religión.
R.Más que el sexo y la religión, yo diría la religión del sexo. La sexualidad pasoliniana de ‘Petróleo’ es de una hondura abismal.
P.¿Qué le dice esta novela, inacabada, fragmentada, ambiciosa y holística, al lector de hoy?
R.Bueno, es que ¿quién es el lector de hoy? (Risas) Si el lector de hoy es el que lee la novela de Juan del Val, pues a ese lector no le dice nada. Al lector que entiende la literatura como algo que no es, al lector que confunde producto editorial con obra literaria… a ese lector no le dice nada. En cambio, si pensamos en el lector que entiende la literatura como un instrumento de conocimiento, a ese lector le dice todo. Para él será una obra total. Una obra absoluta e incomparable. Será una de las grandes novelas del siglo XX.
P.¿Y al hombre de hoy?
R.Te contesto con una secuencia de una película de Pasolini, ‘La Ricotta’. En esta película, Orson Welles –que hace el papel de director- es entrevistado por un periodista. Al final de la entrevista, cuando el periodista se marcha, después de hacer cuatro preguntas banales, Orson Welles lo llama y saca un libro –de Pasolini- de una bolsa. El director lee un poema del libro. El poema dice: “Soy una fuerza del pasado / sólo en la tradición está mi amor (…) Doy vueltas por la Tuscolana como un loco, / por la Apia como un perro sin amo”. El director le pregunta al periodista: “¿Ha entendido usted algo?” Y el periodista le dice que sí, que si el perro y tal. Welles, de inmediato, le responde que no ha entendido nada. “Usted no ha entendido nada, porque usted es un hombre normal”. ‘Petróleo’ no le dice nada al hombre normal de hoy. Al hombre que usa el lenguaje impuesto, ese lenguaje que se impone desde el poder, el de los medios de comunicación banales –eso que ahora llaman pseudomedios-, el lenguaje banal de las redes sociales… A ese hombre no le dice nada. Al hombre que quiera saber, sin embargo, le dice todo.
P.Sobre influencias: se ha señalado la larga sombra de Dante y de Dostoyevski.
R.Sobre todo de Dante. Pasolini, que es un narcisista estrepitoso, quiere ser Dante.
P.¿'Petróleo' es una síntesis del original ideario de Pasolini?
R.No es una síntesis, sino una exposición desaforada. Está todo Pasolini, sí, del cineasta al poeta, pero no de manera sintética.
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