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"Como es natural, en cuanto estudié a Lorca caí bajo sus encantos hipnóticos"

  • La escritora uruguaya declara su amor por "España, su poesía y su arte" al recoger el galardón en el Centro Lorca

  • Vitale se atreve a recitar un poema escrito en Granada

Ida Vitale posa con el galardón./ Álex Cámara

Ida Vitale posa con el galardón./ Álex Cámara

Con una sonrisa amable, reconocía Ida Vitale a mediodía que aún no había escrito el discurso que iba a dar al recibir el XIII Premio Internacional Ciudad de Granada-Federico García Lorca. "Esta tarde me tendré que ocupar de él", declaraba. "Se lo llevo recordando 15 días", comentaba entre risas su hija. Sin cenar y con atuendo elegante, ambas se presentaban en el Centro Lorca, rodeado de caras familiares como Laura García-Lorca, sobrina del autor de El Romancero Gitano y directora de la Fundación Federico García Lorca ; la consejera de cultura de la Junta, Rosa Aguilar; y concejala de cultura, María de Leyva. Como no podía ser de otra manera, los invitados iban pasando por un photocall. La estampa más tierna se sucedía cuando Rafael Guillén, ganador del premio en 2014, y Vitale se encontraban allí. "¿Cuántos años tienes?", le preguntaba el poeta granadino. La uruguaya no podía evitar reírse. Es diez años mayor que él. La pareja literaria del momento avanzaba hasta la entrada del auditorio. No sin que antes la escritora posara con la clase política y una escultura para ella, que según la hija, "tendrán que donarlo porque eso puede hundir un barco".

Antes de dar comienzo la gala, por megafonía se escuchaban poemas de Vitale que iban caldeando el ambiente. Justo antes de que la ganadora subiera al escenario, De Leyva leyó el fallo del jurado de la décimo tercera edición del Premio, el cual había destacado de la autora su "preciso uso del lenguaje". Llegaba el momento más emotivo de la noche. La poeta subía por las escaleras engalanada con un traje largo marrón y un brillo especial en sus ojos. "La alegría disimula la ilusión", declaraba. Nunca había imaginado, contaba, que volvería a la ciudad como algo más que "una turista maravillada". "El mundo está lleno de lugares hermosos y a veces si tenemos suerte los rozamos", reconocía. El discurso prometía emocionar y así fue.

Vitale rememoró su infancia y a aquel abuelo italiano que no conoció. "En un sótano de casa, donde estaba la biblioteca, descubrí La Ilíada que acompañó a mi abuelo en su viaje de Italia a Uruguay. Escrita en latín y griego. Allí me esperarían tesoros que ni en cuentos de hadas. Bustos de Nefertiti, las pirámides. Allí se empezó a cocer mi interés por el arte y la historia", rememoraba.

La otra historia en mayúscula, explicaba Vitale, llegaba después con "un gran mapa de España. "Fue ésta la que me hizo ingresar en el desastre del mundo -en referencia a la Guerra Civil-", recalcaba. Al llegar a la etapa de aprendizaje formal fue cuando la uruguaya conoció la obra del genio granadino. "Como es natural en cuanto estudié a Lorca caí bajo sus encantos hipnóticos, exóticos", reconoció. Ella y "cientos de lectores prudentes", alejados de imitadores del autor de Poeta en Nueva York y El Diván del Tamarit. No se olvidó tampoco de mencionar a José Bergamín, del que fue alumna adelantada, Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado, dos claros referente en su obra. Se despedía con un poema que, "con imprudencia" ha escrito paseando por la ciudad. El auditorio estallaba en aplausos.

Visiblemente emocionada, la escritora, cuarta mujer que recibe el reconocimiento y primera de procedencia uruguaya, recogía la estatuilla Luna que acompaña al premio en metálico, de manos del alcalde Paco Cuenca. El regidor granadino arrancaba su intervención "con la emoción de quien sabe que los ojos de la cultura de España fijan su pupila en nuestra ciudad, gracias a nuestra premiada y a la feliz excusa que la trae a Granada: el nombre más universal de los poetas, Federico. Hoy somos más libres, más conscientes de las realidades de un mundo que, a pesar de su manifiesta crueldad, nos sigue dibujando paz y sonrisa a través de la poesía". Cuenca agradeció a Vitale sus versos y recordó a otros galardonados con el Lorca de Poesía: "Si hoy somos lo que somos es porque hemos tenido la suerte de leerte a ti, a Cadenas, a Guillén, a Pacheco, a González".

"Mi homenaje / al que plantó cada árbol / sin pensar, para siempre. / O acaso imaginando al desunido / que un día lo convoca, / lo celebra. [...]. Al conductor del ómnibus / cumplido, sonriente, / que levanta una tarde / con su simple saludo. / Al pájaro que pía. / [...]. Al banco cuya húmeda madera / me acoge y me refresca, / mientras el tormentoso verano / no da tregua. / [...] Al que se acuerda de mí. / Al que me olvida", escribe Vitale en el poema Mi homenaje. Muchos en Granada la recordarán largo tiempo tras su visita. Después, como bien dice ella, la olvidarán porque prefiere, como escribió un día José Agustín Goytisolo, que recuerden "alguno de mis versos/ y que olviden mi nombre. Los poemas son mi orgullo".

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