Pedro Sierra ofrece en Granada un concierto que llena de flamenco La Platería
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Este martes la Peña La Platería fue escenario de una noche memorable dentro de la novena edición del Festival Internacional de la Guitarra de Granada. El guitarrista Pedro Sierra, figura imprescindible del flamenco contemporáneo, ofreció el concierto Llanto flamenco de la guitarra, lleno de técnica, emoción y madurez artística. Desde temprano, el público comenzó a reunirse en el lugar mientras disfrutaban de las vistas privilegiadas de la Alhambra iluminada. El ambiente, sereno y expectante, marcaba el tono de lo que sería una noche especial.
Sierra no es un desconocido para el público granadino. Ha participado varias veces en el Festival de la guitarra y es considerado ya casi un habitual de este ciclo. Su presencia es siempre bienvenida, no solo por la calidad de su toque, sino también por el vínculo cercano que mantiene con el Festival de la guitarra y su audiencia. Técnicamente, el artista destaca por su toque preciso, su dominio del pulgar, y un sonido brillante y limpio que no pierde nunca la profundidad emocional del flamenco. Su forma de tocar habla, respira y duele, como escribió Lorca: “Es inútil callarla, es imposible callarla”.
El recital de esta edición se desarrolló en tres partes. En la primera parte , Pedro Sierra ofreció un repertorio en solitario donde mostró toda su maestría técnica y sensibilidad interpretativa. Entre las piezas destacadas se encontró una poderosa farruca, ejecutada con precisión y profundidad, en la que el pulso rítmico y el uso del pulgar marcaron un momento de alto impacto. Además, como gesto de homenaje a la ciudad que lo acoge, interpretó unas granadinas, llenas de lirismo y color local, que fueron especialmente bien recibidas por el público. Fue una forma de conectar con el entorno a través del sonido, y de rendir tributo a Granada desde el lenguaje universal de la guitarra flamenca.
Un artista querido por Granada y habitual del Festival
"Me siento muy a gusto cada vez cuando vengo a Granada y viendo este paisaje para Alhambra. Curiosamente, cuando hoy subimos con el taxi por arriba, pasamos por la estatua de Mario Maya. Para mí fue un privilegio estar y trabajar con él", comentó Pedro Sierra.
En la segunda parte se unió a él su amiga y colaboradora de muchos años, la cantaora La Tobala (Juana Rivas Salazar), con quien ha compartido escenario en distintas ocasiones. Juntos ofrecieron momentos de gran intensidad emocional, con un repertorio que recorrió distintos palos del flamenco y demostró la riqueza expresiva del género.
Hacia el final del dúo, la cantaora se levantó de su silla, marcó el compás con las palmas y, sin dejar de cantar, se permitió unos pasos de baile. Fue un gesto espontáneo que añadió una nota de frescura al diálogo entre el cante y la guitarra, enriqueciendo el momento con el tercer pilar del flamenco: el baile.
La tercera parte volvió a estar a cargo de Pedro en solitario. Cerró el concierto con una selección de piezas propias, en las que combinó la profundidad del flamenco tradicional con un enfoque personal, íntimo y lleno de matices. Fue una despedida sobria y elegante, en sintonía con el tono de toda la noche.
El hechizo sonoro
El concierto transcurrió en un silencio nocturno casi absoluto, donde solo se escuchaba la voz de la guitarra. El público, inmóvil bajo el cielo abierto, parecía hechizado por el sonido de Pedro Sierra, como suspendido en un momento fuera del tiempo. Solo de vez en cuando se colaba el leve y fugaz susurro de un abanico, recordando que la magia que envolvía la noche era, efectivamente, real.
"Gracias por vuestra atención y silencio, que me daban muchísima concentración y también la posibilidad expresar lo que quería transmitir. Esta iniciativa del Festival no debe de perder, estaremos aquí todos los años si Dios lo permite", agradeció la música.
Una vez más, Pedro Sierra sorprendió gratamente al público con su maestría al toque, su profesionalidad serena, el virtuosismo en el rasgueo y una imperturbable tranquilidad que solo tienen los grandes. El público despidió a los artistas con aplausos sostenidos y una sensación compartida: haber vivido una velada auténtica, serena y profundamente flamenca.
Sobre Pedro Sierra
Originario de Barcelona, pero afincado desde joven en Sevilla, Pedro Sierra comenzó a tocar la guitarra muy joven en peñas flamencas. Su primer contacto con los escenarios fue en peñas flamencas como la Tertulia Flamenca de l'Hospitalet y la Peña El Potro de Cornellà.
A lo largo de su carrera ha demostrado un dominio completo de las tres facetas de la guitarra flamenca: el acompañamiento al cante, al baile y el toque de concierto. También ha trabajado como compositor para importantes compañías de danza, como el Ballet Flamenco de Cristina Hoyos, el de Israel Galván, Pastora Galván y el Ballet Flamenco de Andalucía. También ha acompañado a grandes figuras del flamenco como Maite Martín, Carmen Linares, Manuela Carrasco, Farruquito y Mario Maya, entre muchos otros. Con varios de ellos ha compartido escenario en giras internacionales, llevando el flamenco por todo el mundo.
En 2006, su trabajo en el espectáculo La Francesa de Pastora Galván fue reconocido con el prestigioso Giraldillo a la Mejor Música en la Bienal de Flamenco de Sevilla.
A día de hoy, Pedro Sierra cuenta con seis discos en el mercado, cada uno de ellos con un enfoque distinto y una exploración personal del lenguaje flamenco. Además, ejerce como profesor en la Fundación Cristina Heeren de Arte Flamenco, donde transmite su experiencia a nuevas generaciones de guitarristas.
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