Novedad editorial

La poesía completa de Enrique Morón ve la luz en la editorial Nazarí

La poesía completa de Enrique Morón

La poesía completa de Enrique Morón / R. G. (Granada)

La publicación reciente de toda la poesía reunida de Enrique Morón a cargo de la editorial granadina Nazarí, en un grueso volumen de mil doscientas cincuenta páginas, no deja de ser un acontecimiento verdaderamente relevante en el panorama de la literatura andaluza y española. Que un poeta de hondura y maestría innegables, como es el caso, nos ofrezca la totalidad de su universo lírico y ponga al alcance de cualquiera ese itinerario de hallazgos, de aportaciones novedosas y de textos más que consolidados y destacados por la crítica (algunos de ellos difíciles de encontrar), facilita el acceso tanto a sus devotos como a los futuros lectores a una obra que, afortunadamente, ya resultará más fácil de ponderar en su verdadera dimensión. Y es que, desde 1988, fecha en la que apareció su primera recopilación general, correspondiente a la primera de sus etapas creativas, con Poesía (1970-1988), publicada en la colección Ánade por el editor Antonio Ubago, no había recogido el poeta las sucesivas entregas de su copiosa trayectoria.

Con Lupiáñez- León- Antonio Enrique y Villena. Con Lupiáñez- León- Antonio Enrique  y Villena.

Con Lupiáñez- León- Antonio Enrique y Villena. / Archivo (Granada)

Ahora, treinta y cuatro años después, coincidiendo con el ochenta cumpleaños del escritor, nos llega esta más que necesaria Poesía completa (1970-2021), en cuidada edición a cargo del profesor Antonio César Morón, quien se ocupa de la introducción previa a la misma, con un breve estudio de carácter estructuralista, articulado en torno a dos ejes significativos: la poesía como refugio, y la consideración de la poesía como reflexión. A estas palabras iniciales se suman tres prólogos que preceden a las diferentes etapas de la producción del poeta. Ha querido Enrique Morón que fueran tres poetas conocedores de su labor creadora y amigos desde antiguo los que pusieran pórtico a cada uno de esos tres periodos en los que divide su quehacer lírico. Cada cual nos ofrece una lectura diferente y particular del autor, desde posiciones, a veces más personales y otras más ceñidas a la interpretación crítica de los textos, sin que falten anécdotas o evocaciones de momentos vividos en común. Así, y por orden de sucesión, Antonio Enrique se encarga del primer tramo, de 1970 a 1988, con un texto titulado Con el albor del paisaje en la maleta, en el que entre el relato y la evocación nostálgica del escritor, con tono memorialista, intimista y sentido rememora la figura del personaje, tanto del hombre como del creador, y el efecto emotivo de sus libros en la sensibilidad de quien lo evoca.

Portada del volumen Portada del volumen

Portada del volumen / R. G. (Granada)

A quien esto escribe le cupo la gustosa encomienda de analizar el segundo periodo. Y lo hice con un texto titulado De redenciones y naufragios, que comienza con una suerte de decálogo de constantes estilísticas y estéticas con el propósito de facilitar la mejor comprensión tanto del poeta como del devenir de su lírica, para pasar luego al recorrido crítico más pormenorizado por cada uno de los catorce títulos que jalonan esta etapa que va desde 1989 a 2011.

Y, por último, Fernando de Villena estudia su periodo final, desde el 2012 al 2021, deteniéndose en los diez poemarios que nos ha ofrecido Enrique Morón en estos nueve últimos años de labor creativa. Titulado Con el peso del tiempo a las espaldas, su escrito parte de un verso del propio autor de Cádiar que, a juicio de Fernando de Villena bien podría resumir el espíritu de esa etapa última de su escritura, hasta el momento. Y matiza: “En 2012 la vida se ha remansado en torno al poeta, aunque sus inquietudes y sus pasiones sigan siendo las mismas. Los hijos se han marchado del domicilio familiar e irán llegando los nietos. En la casa, el escritor se ha quedado a solas con su esposa y empieza a hacer recuento de los años que se fueron”.

Enrique Morón es sin duda alguna una de las figuras más señeras de esa promoción de los sesenta, que algunos llaman del Lenguaje, y otros del Príncipe, emparedada entre la del cincuenta y los novísimos, en la que se inscriben muchas voces mayores de la poesía española de la segunda mitad del siglo anterior, que aún están por estudiar en profundidad, tales como Diego Jesús Jiménez, Jesús Hilario Tundidor, Miguel Fernández, Ángel García López, Pedro Rodríguez Pacheco, Juan J. León, Rafael Guillén, Manuel Ríos Ruiz, Manuel Mantero, Antonio Carvajal, Rafael Soto Vergés, Antonio Hernández, Antonio Gamoneda, Jacinto López Gorgé, José García Ladrón de Guevara y tantos otros, que harían mucho más amplia y precisa esta nómina.

Trayectoria

La vocación poética de Enrique Morón fue muy temprana, y ya con anterioridad a 1970, había publicado tres títulos que no se recogen en este recuento porque el autor los considera algo así como su prehistoria literaria. Es a partir de Paisajes del amor y el desvelo, cuando se sentirá dueño de una voz propia y comienza a perfilar una poética que, entre la tradición y la modernidad, nos ofrece una gran variedad de registros; una obra que, como indico en el preliminar a la segunda de sus etapas “no esquiva las nuevas experiencias, ni pierde nunca el compás del tiempo que le ha tocado vivir; un tiempo que late, fluye y forma parte de su discurso, visto desde la propia biografía, implicada en lo ético y en lo moral con un humanismo combativo, no exento, paradójicamente, de una serenidad de corte clásico, unas veces transida de nostalgia y otras, herida por el desencanto”.

Presentación

El próximo día 2 de junio, a las ocho de la tarde en el Centro Artístico, Literario y Científico de Granada tendrá lugar la presentación de este volumen, todo un regalo para los amantes de la poesía verdadera. Junto al autor, estarán presentes el editor de Nazarí, Antonio César Morón, responsable de la edición, así como los prologuistas citados y los amigos y seguidores de sus versos. Será esta una ocasión inmejorable para el reencuentro con una obra mayor, de una grandeza incontestable, que no deja indiferentes a cuantos se acercan a ella y que, sin duda, está destinada a emocionarnos y a perdurar en la memoria de todos.

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