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"En prensa hay que ir de lo local a lo global"

  • La escritora granadina recoge sus artículos de opinión publicados en Granada Hoy con el título 'Ojo avizor'

La Vega, los paisajes de Granada, la educación, la especulación urbanística, el mundo de siempre... Marga Blanco Samos, poeta, profesora de instituto, decidió dar un salto al mundo del periodismo convirtiéndose en columnista de Granada Hoy desde el momento fundacional del diario, en 2003, hasta 2005. Sus columnas eran la expresión de la inquietud ciudadana, del latido de la calle. Ahora publica una selección bajo el título de Ojo avizor en la editorial El Genio Maligno. El libro será presentado esta tarde, a las 19.00 horas, en la Casa de los Tiros por Mariano Maresca y Alejandro V. García.

-¿De qué temas le gustaba escribir en sus columnas?

-Básicamente, me interesaban mucho la ecología y asuntos relacionados con la enseñanza, con el centro histórico de Granada, con lo social. Me interesaba cualquier tema que, siendo local, pudiese ser extrapolable a otras dimensiones.

-¿Hay trucos para escribir columnas periodísticas?

-Bueno, hay que documentarse muy bien sobre lo que se quiere escribir. Un columnista de opinión tiene que analizar la noticia, no puede limitarse a hablar por hablar. El ciudadano al que quiere llegar debe conocer muy bien los datos.

-¿Tienen algo en común la columna y la poesía?

-Pueden parecerse. En ambos géneros hay que estar muy atentos a lo que pasa alrededor. En eso sí que pueden parecerse.

-Y en la tiranía del espacio...

-No, yo por eso nunca sufrí. Más que la falta de espacio, lo que más sentía era la presión de encontrar temas interesantes de los que hablar cada semana. Me interesaba mucho una cosa: en su libro Ventanas de Manhattan, Antonio Muñoz Molina hablaba de lo local y de lo universal. Decía que Alfred Hitchcock hacía películas muy localistas que se extrapolaban a lo universal. Releyendo algunos de los artículos, me di cuenta de que asuntos como la especulación urbanística en la Vega de Granada, por ejemplo, podían extrapolarse perfectamente a algo global .

-¿Hay alguna columna de la que se sienta especialmente orgullosa?

-Hay varias que me gustan mucho. Pero me interesó mucho otra cosa: se supone que uno escribe en un periódico y que eso al día siguiente ya no sirve. Es la inmediatez que tiene la prensa. Pero cuando leo algunas columnas, me doy cuenta de que podrían seguir sirviendo si se hubieran escrito hoy. Hay procesos que se siguen gestando. Hay columnas que servirían para explicar cosas que están ocurriendo ahora.

-¿No se pierden a veces los columnistas en diatribas políticas que sólo le interesan a unos cuantos?¿Recuerda cuánto se escribió sobre el caballo del Ayuntamiento?

-Yo intento no caer en eso. Siempre quise que mis columnas llegaran a la gente y hablasen de los problemas reales. Buscaba no hablar de cosas peregrinas y me centraba en los problemas reales, en la especulación en el centro de Granada, por ejemplo, o en el Albaicín. Ahí me fijaba mucho en otros columnistas, como Mariano Maresca, en su capacidad de hacer profundos análisis a partir de un mero detalles. Es como uno de esos predistigadores que sacan una punta de pañuelo en la mano y luego el pañuelo se hace más y más largo. Las columnas de periódico deben ser un poco así: a partir de una noticia, de algo anecdótico, realizar una profunda reflexión sobre las cosas y entender el sentido. Recuerdo, al respecto, el libro El Robinson urbano, de Antonio Muñoz Molina, que era una recopilación de sus artículos periodísticos. En él ya se hablaba entonces de los problemas del ferial. Han pasado todos estos años y lo del ferial sigue siendo un asunto absolutamente vigente. Es un problema que aún no se ha resuelto. Los que pasa es que en Granada hay problemas que no son políticamente rentables, porque requieren mucho esfuerzo y mucho tiempo y a nadie les interesa resolverlos.

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