"Desde el primer momento supe que esos hombres harían algo grande"
josé lamarca. fotógrafo
El artista argentino repasa la revolución que supuso el encuentro entre el guitarrista Paco de Lucía y el cantaor Camarón de la Isla, un paso decisivo para un arte que celebra mañana su 'onomástica'
Verano del 72. Calle Espíritu Santo. Barrio de Malasaña. Madrid. José Lamarca, un fotógrafo argentino "extrañado" (expatriado) en España desde hacía un año se enfrenta a su primer encargo para una casa de discos. El trabajo, le dijo su amigo Paco Reves, era para "dos artistas, dos jóvenes, que estaban renovando el flamenco". Pepe no estaba nervioso, al menos no lo parecía, en aquel estudio suyo de entonces, tan viejo pero tan fresco, con aquellos techos tan altos... Algo sabía de flamenco. Distinguía los palos, los ritmos y había escuchado bastante en Argentina gracias a su amistad con el sobrino de aquellos músicos, los hermanos Aguilar, que fueron de gira por América, que allá les cogió la guerra de acá y que allá se quedaron. Además, sabía a quiénes esperaba. Uno, ya era popular en su continente, al otro, lo había visto en una boda. ¿Conocerlos? "No, no se puede decir que los conociera. Los conocí aquel día. Fue el primer encuentro. Y, desde el primer momento, supe que esos hombres harían algo grande". Pepe Lamarca (Buenos Aires, 1939) debutaba aquel día como fotógrafo de portadas de discos en España y, como vendría a decirle el tiempo, como el fotógrafo del flamenco. Un debut por la puerta grande. José Monge Cruz, Camarón de la Isla, y Francisco Sánchez, Paco de Lucía, entran en el estudio de la calle Espíritu Santo acompañados por Antonio Sánchez, el padre del virtuoso de Algeciras. Es un caluroso día de "julio o agosto" del 72. Y comienza una historia de amor, la de la cámara de Lamarca con los dos genios de la música. Un relato que durará hasta 1979. Una historia que el artífice de esa conocida imagen, tan natural y cómplice entre Camarón y De Lucía , repiensa con motivo del Día del Flamenco.
"Paco Reves era un señor catalán, que llevaba en ese momento a Camarón y a Paco de Lucía, y que conocía mi trabajo en Argentina con el cantor Leonardo Favio. Se puso en contacto conmigo y me ofreció el trabajo", contextualiza Lamarca que, por aquel entonces, sabía "lo básico" de flamenco y que se apresuró a revisar los libros de fotografía flamenca topándose con la "maravillosa" obra Arte y artistas flamencos. "Ahí me di cuenta de que el empaque y la forma de posar de los flamencos era totalmente distinta a la de los otros músicos. Los flamencos son más señoriales, más elegantes", decide.
Ya preparado llega el primer encuentro ("el primer encuentro verdadero porque antes con Camarón habíamos coincidido en la boda de una prima mía en Argentina, pero era un invitado más y no hablamos", precisa). Un primer encuentro del que saldría la imagen que acompaña este reportaje (página siguiente) con Paco y Camarón, espalda con espalda y risa con risa. Una imagen que para que saliera tuvo que marcharse "don Antonio Sánchez que se las traía", ríe el fotógrafo que asegura que "cada vez que iba a sacar una foto, él tenía que mirar por el objetivo y dar el visto bueno antes".
"El papá de Paco nos hacía hacer las fotos muy así... Traje negro, camisa blanca... Todo muy ortodoxo y eso. Pero él, de golpe, dijo, ea, ya está, yo tengo que hacer y me tengo que ir". Y allí dejó a los artistas y al fotógrafo. Y ahí, realmente, comenzó la sesión.
"Comenzó la juerga. Sacamos otras ropas y nos tiramos allí horas, tirando fotos, conversando... Era como un juego. Ellos tocaban, se reían de mí porque, efectivamente, se daban cuenta de que yo estaba cortito de flamenco y me cantaban cosas por bulerías, "perdí mi burro, perdí mi carro...", la verdad es que era una cosa bastante relajada", rememora el fotógrafo que, eso sí, reconoce también "el valor que el tiempo" ha otorgado a esas otras fotos "supervidas por Don Antonio". "Esas fotos tan convencionales con los años quedan muy bien porque te quedas asombrado al verlos a los dos ahí con sus trajecitos, tan arregladitos... Así que eso se lo tengo que agradecer a Don Antonio".
Lamarca no se encontró con un Camarón "tímido" ante la cámara. "Que va, porque cuando tú le provocabas tenía esa cosa que tienen en común los gitanos, la del saber ubicar su cuerpo, saber posar". En este momento, en este instante después de muchos veranos e inviernos, Lamarca rememora a otro gitano cuyo comportamiento le sorprendería. "Rafael Romero El Gallina era impresionante, cada vez que yo apretaba el botón cambiaba de postura sin yo decirle nada, y de 30 fotos, 30 eran perfectas, me costaba elegirlas".
Camarón también tenía ese instinto. Pero Paco... "Paco se escondía detrás de la guitarra. Y sólo cuando se ponía a conversar, se distendía un poco pero en cuanto notaba que lo apuntaba, se envaraba. Era muy tímido el Paco... Siempre con la guitarra como bastón...", recuerda.
Pero Lamarca consiguió ese instante glorioso. "Y otros muchos, esa foto es parte de una serie preciosa de 16 fotografías. Y otras series también que tengo..." Imágenes -unas 96-que esta tarde proyectará durante su intervención en la mesa redonda. Imágenes que son parte de una exposición, Reencuentro, inaugurada en el Festival de Flamenco de Bilbao que, desgraciadamente, no hemos visto aún en Cádiz. Una exposición que también tiene su propia historia.
"Cuando el hijo de Paco estaba preparando el documental que ahora ha estrenado quedó conmigo para comer pero en esos días fue cuando murió Paco. Imagínate. Yo me quedé, no lo esperaba, como nadie, Paco tan joven, con 66 años, con una vida tan sana que llevaba... Así que, a raíz de ahí, decidí hacer un ejercicio de memoria", explica Lamarca que reunió "todos los negativos que tenía de él y de Camarón" entre 1972 y 1979 y fue copiando "no sólo la foto que se salió a la luz en cada momento, también todas aquellas que rodeaban a esas fotos".
Así, el autor aunó en cuadros de 70x90, de cuatro en cuatro, fotos de 30x40. Ya tenía el material de Reencuentro. El título se lo daría antes "una gitana, María Carmona, en el funeral de Paco en Madrid", confiesa el autor de la famosa imagen que publicaron los cuatro periódicos de la capital española el día de la muerte de De Lucía. "Cuando he visto hoy los diarios he pensado que tú estuviste en el encuentro y que ahora ellos se han reencontrado en el paraíso", le soltó María, inspiradora.
"Y yo es que no los puedo separar. Puedo escuchar a Camarón con Tomatito y a Paco todas esas cosas maravillosas que hizo en solitario pero la magia de ese encuentro, todo lo que hicieron juntos los dos... Eso es muy difícil de conseguir. Mira, en un reportaje que se publicó en 2010, no recuerdo dónde, Casilda, la hija de Paco, le pregunta al padre que con qué músico ha disfrutado más. Él contesta, con Chick Corea y Camarón. Se lo piensa un segundo y rectifica, bueno, no, al revés, con Camarón y Chick Corea. Y después le dice: La primera vez que escuché a Camarón sonaba distinto a todo lo que había oído antes. Para mí, que siempre he intentado tocar imitando la voz, fue una especie de Mesías", lee el argentino.
Y es que esta declaración rescatada de la conversación entre Paco de Lucía y su hija es el único texto que Lamarca incluyó en el catálago de Reencuentro. "Porque aunque la gente intrigue y diga cosas, lo que queda es esa frase que dice Paco a su hija, a su hija, que no se lo dice a cualquiera. Para mí esa frase es la esencia de lo que fue esa relación tan estrecha entre Camarón y Paco de Lucía. Esa frase y el disco Potro de rabia y miel, que es lo último que hace Camarón, que hacen ellos, cuando ya Paco ve que Camarón está tocado, que va a morir... Un disco que les costó mucho hacer... Esas son las formas más importantes para mí del inmenso cariño y de la mutua admiración que sentían el uno por el otro", valora, emocionado, el fotógrafo.
Ya lejos del verano del 72, de los techos altos de un estudio fresco que lo protegía del implacable verano de Madrid; ya lejos de ese Lamarca que en Argentina hacía fotografía social para los sindicatos y publicaciones de izquierdas, lejos de la cárcel donde esperaba un juicio que nunca llegaba y desde donde pidió su expatriación a España; ya lejos, incluso, de todos los vinilos que vineron después, de todos los retratos -El Gallina, Agujetas, Terremoto, Fernanda de Utrera, Melchor de Marchena, El Güito, Pepa Flores, Vicente Amigo, José Mercé, José Menese, Fosforito, Carmen Linares...-, José Lamarca, con todo ese bagaje, con todo un inmenso archivo detrás, responde a una pregunta. La única que se tiene que pensar: ¿A quién le hubiera gustado retratar?
Como cuando Paco fue entrevistado por Casilda, se toma un momento y responde: "Quizás lo que más me hubiera gustado es haber trabajado un poco más con Enrique Morente y, sobre todo, haber refotografiado a Camarón después de los 80 porque soy bastante crítico con el trabajo que se hace en esos años ya que abundan mucho en la enfermedad. A mí, en esa última etapa, me hubiera gustado sacarle el alma, esa cosa que él tenía, ese aura. A mí me hubiera gustado seguir viendo al príncipe que yo buscaba. Porque era un príncipe, era como un rey".
No hay comentarios