Ricardo Fernández del Moral cerró el IX Festival de la Guitarra
Clausura brillante del certamen de este año con una actuación inolvidable en La Platería
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El IX Festival Internacional de la Guitarra terminó con el concierto de Ricardo Fernández del Moral en la peña La Platería. Durante 25 días, del 14 de julio al 7 de agosto, el certamen ofreció 30 actuaciones que atrajeron a numeroso público y colgaron el cartel de “no hay billetes” en casi todas sus funciones. El artista de Daimiel (Ciudad Real), reconocido por combinar con igual destreza el cante y la guitarra, fue el encargado de poner el broche final a esta novena edición.
Un recorrido por los palos del flamenco
El programa del concierto fue un recorrido por distintos palos clásicos del flamenco, incluyendo algunos estilos antiguos como la patenera que ya son poco comunes hoy en día. Interpretó, entre otros, alegría de Cádiz, la granadina y la medio granadina, con guiños a cantaores que marcaron su trayectoria, como Enrique Morente y Carlos Cano. Además, dedicó un espacio especial para el cante por soleá, recordando a Enrique Morente, mostrando toda la profundidad y la emoción de este palo del flamenco.
Durante la velada, también cantó varias composiciones basadas en poemas de Federico García Lorca, como las del Romancero Gitano, integrando así la poesía con la música flamenca de manera magistral. Este variado repertorio y sus homenajes enriquecieron la experiencia del público, que disfrutó de un espectáculo cargado de historia, emoción y autenticidad flamenca.
Presentó un programa en solitario de casi hora y media, cantando y acompañándose él mismo a la guitarra, una práctica que define su estilo y que demuestra su dominio en ambos campos. Explicó que, aunque hoy pueda parecer algo novedoso, esta práctica tiene raíces muy antiguas.
"Los primeros cantaores también tocaban su propia guitarra; no siempre había un guitarrista acompañante. Siempre me acompaño. Creo ser el único cantaor flamenco profesional que lo hace", afirmó. Hoy en día, la guitarra flamenca es mucho más compleja, y cantar y tocar simultáneamente resulta extremadamente difícil. "Esa es mi particularidad: soy el único que lo hace a este nivel por la dificultad que supone controlar ambas cosas a la vez", comentó.
El flamenco como forma de vida y lenguaje universal
"El flamenco forma parte de mi manera de vivir y de expresarme. Los seres humanos necesitamos contar lo que sentimos, lo que nos pasa", señaló. El flamenco cuenta la vida msma. Para él, el flamenco no es solo música, sino un lenguaje capaz de transmitir emociones más allá de las palabras. "A través del cante, la guitarra y el ritmo flamenco, que corren por mis venas, la música puede llegar a lugares donde las palabras no alcanzan". Destacó que incluso quienes no entienden el idioma pueden sentir la fuerza del flamenco. "Aunque no comprendan el idioma, pueden sentirlo igualmente".
Recordó su reciente gira por Estados Unidos, donde el público, en su mayoría no hispanohablante, se entregó al espectáculo. "Pasé tres meses en Estados Unidos, donde la mayoría no hablaba español, y aun así la gente se emocionaba profundamente".
Reconoció que en otros países el flamenco se vive de forma distinta, aunque la conexión es igual de intensa. "No reaccionan como en España, ya que no comparten las mismas referencias culturales, pero eso no significa que no les guste. Al contrario: los aplausos, el cariño, los gritos… el entusiasmo estaba ahí". Para Fernández del Moral, el flamenco es un arte universal que une culturas y personas, "por eso es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad".
El flamenco cuenta lo que sentimos
Se mostró fascinado por la expansión del flamenco en lugares tan distantes como Japón. "Un guitarrista flamenco puede tocar, por ejemplo, en Japón, un país donde existen muchas escuelas de baile, de guitarra y de cante. Son culturas tan distintas, Japón y España, y sin embargo se entienden a través del flamenco. He estado en Japón, en China, en Estados Unidos, Canadá, Iberoamérica y en muchas capitales europeas. He llevado el flamenco a públicos muy diversos, y siempre lo encuentran fascinante. Se puede decir que el flamenco camina entre lo natural y lo espiritual, como un arte de dos horas", dije.
La riqueza de este género, que incluye numerosos palos, estilos y letras que expresan desde la tristeza y la tragedia hasta la alegría o lo cómico, pasando por la protesta social. "Hay gente que se refugia en el flamenco, especialmente en momentos difíciles, y encuentra consuelo en determinados palos. El flamenco existe para cada estado de ánimo", destacó.
Cuando aparece el duende
Según Fernández del Moral, en un concierto pueden vivirse instantes mágicos de conexión. "Cuando llega ese momento, el artista y el público conectan de forma extraordinaria. No ocurre siempre, y cuando sucede, se le llama el duende. Es un momento único, una conexión extraordinaria en la que el artista está muy inspirado y el público también responde. Es un estado especial de creación, comunicación y comunión, donde el artista se entrega por completo desde el escenario. Esa energía que le llega del público va creciendo, creando momentos irrepetibles", exspresó.
El músico es bien conocido en Granada, donde ha actuado en varias ocasiones, incluido el propio Festival de la Guitarra. "Me encanta Granada, es una ciudad fascinante, extremadamente bella y muy apasionante. Es uno de los puntos neurálgicos del flamenco en España. Allí hay dinastías de músicos que han sido y siguen siendo fundamentales", añadó.
Este concierto en Granada fue una muestra más del compromiso de Fernández del Moral con la difusión y el respeto por el flamenco como expresión artística y cultural global. Con su actuación, el Festival puso fin a una edición marcada por el talento, la emoción y la profunda conexión entre artistas y público.
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