Juan de Dios Salas. Director de Granada paradiso

"Hay que separar lo que es cine clásico de lo que son clásicos del cine"

  • El máximo responsable del Aula de Cine de la Universidad de Granada afronta la segunda edición como director del festival dedicado a las cintas mudas y al periodo clásico que se celebra hasta el 28 de octubre

Juan de Dios Salas coordina el festival que se celebra del 14 al 28 de octubre.

Juan de Dios Salas coordina el festival que se celebra del 14 al 28 de octubre. / reportaje gráfico: Alex cámara

-¿Qué sentido tiene hacer un festival de películas de cine mudo y clásico que se han podido pasar por televisión?

-El problema es que ya no se exhiben. Para toda una generación de aficionados al cine las últimas películas mudas y en blanco y negro que vieron en televisión fue en los años 80 o 90. A partir de ese momento, con la llegada de los canales privados y las plataformas digitales, curiosamente en vez de tener más oferta hay menos. Piense en la última película que ha visto en su casa en blanco y negro -que no sea que ha puesto el DVD-... Menos el ciclo de la 2 de cine español y alguna cinta muy, muy mítica, todo eso está prácticamente borrado de las programaciones. Y películas mudas, ni le cuento. Además de que nosotros ofrecemos un material que ya casi no se ve, lo hacemos en las mejores condiciones posibles: la mayoría son restauraciones y están acompañadas, según nuestras posibilidades de presupuesto, por música en directo. El cine se compone por miles de películas sin las cuales la historia del ADN del séptimo arte estaría incompleta.

-¿Han perdido la oportunidad las televisiones públicas tanto estatales y como autonómicas de hacer eso?

-Muchos todavía recordarán cuando se ofrecían películas en blanco y negro con ciclos de Hitchcock o John Ford en prime time y las cintas mudas o menos conocidas en la segunda cadena. Pero las públicas parece que tenían la necesidad de competir y que la competencia sólo se podía hacer jugando el mismo juego, no ofreciendo otra cosa distinta.

-En ese sentido, Granada Paradiso también ofrece la oportunidad de verlas en pantalla grande y hacer una especie de catarsis colectiva con el séptimo arte.

-Es muy importante que la gente a través de las presentaciones pueda formarse, reflexionar después en casa o leer la revista del Festival. Queremos que el Festival sea una formación entretenida pero que, cuando el espectador salga de ver una película, salga con mucho más que un visionado, por eso hay un previo y un post. Hay que entender que es esa película dentro de la historia del cine.

-Qué más ventajas ofrecen a sus espectadores.

-Nosotros ordenamos esas cintas, las ofrecemos con un criterio, buscando las conexiones, sus relaciones con otras posteriores y anteriores, y también con la historia. Hay que tener en cuenta que no se pueden entender muchas de esas películas sin conocer lo que sucedía, sin contextualizarlas por ejemplo en la Primera y Segunda Guerra Mundial. El cine documenta lo que hemos sido y lo que somos.

-Eso es lo que hace también desde su labor al frente del Aula de Cine de la Universidad de Granada y los talleres que organiza.

-Es el mismo planteamiento. El próximo taller, que llega ya a su vigésimo sexta edición, empieza ahora en noviembre. Justo esta semana he cumplido los 23 años al frente del Aula de Cine, que ofrece los talleres y la programación del Cine Club. Yo quería que esa lección aprendida durante todos estos años se pudiera trasladar al Festival y hacerla llegar más a la ciudad.

-¿Cuál es el tipo de público que acude a los talleres?

-De todo, muy variado, desde gente que accede ahora a la universidad a antiguos universitarios que se siguen acercando, pasando por personas mayores a las que les interesa y tienen ahora el tiempo y la oportunidad. Y en las sesiones del Cine Club es exactamente igual. Lo que ocurre es que al final no deja de ser una actividad con el logo de la Universidad y aquí, al concentrar todo en dos semanas y hacerla por otros puntos de la ciudad la conexión es más inmediata: hay relación entre la película del lunes, el miércoles y el jueves... Creas una especie de viaje de quince días que ofrece una visión muy concreta, en esta edición del cine francés y en la anterior del soviético. Es como abrir una ventana para asomarte a un paisaje. A partir de ahí el que quiera bajarse a ese paisaje a pasear, tiene la oportunidad.

- Granada Paradiso cumple su segunda edición trasladándose de primavera a octubre, mientras que el Festival Internacional de Jóvenes Realizadores pasó este año a abril. ¿Cómo ha quedado el mapa de festivales de cine con la reestructuración?

-Eso se lo tendría que decir el público y los respectivos directores pero a mí me parece que está bien. Cada uno de los festivales que se hacen aquí en Granada es una apuesta muy concreta y arriesgada: Jóvenes Realizadores por lo nuevo; Cines del Sur por las cinematografías más periféricas y Granada Paradiso por el cine mudo y clásico.

-¿Se ha podido perder la oportunidad de hacer uno con más proyección mediática?

-Yo creo que el hecho de estar repartidos durante el año facilita la asistencia del público. La gente trabaja, tiene sus niños, sus estudios... y ya de por sí un único festival como el nuestro, con tres sesiones diarias durante 15 días, hace que el público no pueda acceder a todo. Si se condensan en un sólo mes todos los festivales creo que quedaría una sobresaturanción. Los festivales tienen que tener la idea de la continuidad en el tiempo y durante el año, que vayan apareciendo con diferente actividades aunque tengan su bloque: Jóvenes Realizadores en abril, Cines del Sur a finales de mayo y nosotros en octubre. Hay que buscar un reparto productivo para la vida de la ciudad y el público. El impacto mediático lo dan los propios medios. Por ejemplo, en nuestro caso somos los únicos en España dedicados al cine mudo y clásico y hay que resaltarlo.

-Además del cambio de algunos directores y modificar fechas, desapareció el Retroback cuando surgió Granada Paradiso. ¿Han cogido el testigo?

-No tenía nada que ver con nosotros porque tenemos un concepto absolutamente diferente. Granada Paradiso combina lo didáctico con lo divulgativo y lo lúdico. La idea es que la gente aprenda sobre lo que es la historia del cine mudo y clásico. El mudo tiene un periodo muy concreto: de finales del XIX hasta casi los años 30, ya depende de cada país. Y el cine clásico, de los años 30 a los años 60 cuando surgen los nuevos cines: la Nouvelle Vague francesa, el Freee Cinema inglés... La idea del festival es ilustrar eso, que se descubra su importancia y se descubran una serie de obras y joyas que en algunos casos están totalmente perdidas. Ese criterio didáctico no estaba en el anterior festival.

-El periodo de tiempo en las películas programadas está entonces mucho más acotado.

-Claro, hay que separar muy bien lo que es cine clásico y clásicos del cine, que no son lo mismo. Un clásico del cine hoy en día puede ser una película de los años 70, pero eso no es cine clásico.

-Por ejemplo, Tiburón.

-Sí, es una película magnífica pero no es cine clásico. Tiburón o E.T. al menos tienen un gran lenguaje cinematográfico, y eso es muy importante, que el público aprenda ese lenguaje, pero eso no es cine clásico. En Retroback entraba cualquier cosa que no se pudiera ver ahora en el cine, pero daba igual que fuera de los 80 o 90, o años 40.

-¿Qué novedades tiene la presente edición Granada Paradiso?

-La estructura general o el edifico es el mismo, bloques temáticos que pueden verse en las banderolas que se exhiben en el Centro Lorca: Cinematografías del mundo; Historia y cine; Estrellas de la Pantalla; Los géneros cinematográficos; Cineastas, Patrimonio Histórico y cine; Las artes y el cine; Granada y el cine... Y a partir de ahí se va desglosando en diferentes secciones y ciclos, que exhiben unas determinadas películas. Lo que varía cada año son esas películas y la temática. Si este año ha sido la Primera Guerra Mundial, que destruyó el cine francés, el año pasado fue la revolución rusa y lo que supuso para el cine soviético. Además, conectamos las cinematografías de esos dos países con otras.

-Los pases con música en directo también se han ampliado.

-Sí, este año hemos podido sacar más. El año pasado creo que fueron dos o tres secciones y este son seis. En el caso del cine mudo esa es una de las esencias: que se vea como se hacía en su momento, con música en directo.

-¿Cómo ve el panorama del cine en Granada en cuanto a proyecciones?

-El día a día, fuera de festivales, es terrorífico tirando a infame. Vamos a menos. Hay más salas pero hemos llegado al tope de un tipo de sala para un público concreto. A partir de ahí no se puede hacer nada más.

-Aún hay salas como La Expositiva o Madrigal que hacen un gran esfuerzo.

-Hay que entender que la exhibición cinematográfica es un negocio y no te puedes arriesgar a traer una película que no llene, que suponga una ruina económica. Los festivales tienen un respaldo institucional y a veces privado. Por eso, por ejemplo el nuestro, es de entrada libre para que no haya ningún tipo de cortapisa. La Expositiva o Madrigal son los que valoran y asumen ese riesgo.

-Un festival de quince días en distintos espacios y con entrada gratuita será el sueño de un divulgador de cine.

-Claro. Nosotros no queríamos que los espectadores pensasen "uff, me voy a gastar el dinero en una película del año 18 y lo mismo no me gusta". Queremos que todos se acerquen y salgan fascinados. . .

-Además, como en el caso de los dos anteriores espacios de proyección, permite ver cine en el centro.

-Tener que coger el coche y meterte en atascos para mí va en contra del ritual de ir al cine. Lo que no se entiende es que estos espacios de las afueras, teniendo 8 o 10 o 15 salas, opten por poner la misma película en tres diferentes en vez de variar la oferta.

-¿Qué opina del boom de las series?

-Hemos pasado de un periodo en el que no había nada en televisión a que se empezasen a emitir series diferentes, con un lenguaje distinto. De pronto eso se pone de moda y hay una sobresaturación, pero pensar que antes todo era nefasto y ahora lo que se ofrece por las plataformas es una maravilla es también un error. Ahora además es el momento en el que muchos quieren atacar el mismo pastel y ese pastel tiene un tamaño limitado. Yo creo que llegará un momento que colapsará hasta el punto de que el público no va a saber qué elegir. Tener tanta oferta de cosas que no son tan interesantes propiciará que se diga: "Hasta aquí hemos llegado". Yo, personalmente, me he tirado tres o cuatro años pendiente de las series pero ya he dicho: "Ni una más". Parece que el mismo producto no tiene capacidad de acabarse. Al público no se le está enseñando a aprender a ver imágenes, se le bombardea con cosas que no tienen calidad.

-Para educar el gusto por ese buen lenguaje cinematográfico, ¿puede destacar unos cuantos nombres que estén ahora en activo?

-Ahora mismo me parece que hay cosas muy interesantes. De los clásicos contemporáneos, la gente debe seguir viendo y aprendiendo con Spielberg, Scorsese, Christopher Nolan -al que vamos dedicar ahora un ciclo en el Cine Club-, o Michael Haneke.

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