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Yo toqué con los Ramones

  • Lance Quinn, productor y guitarrista de Bon Jovi, Talking Heads, Jimi Hendrix... y alumno de Gerardo Núñez, apoya ahora a artistas jerezanos

"-Bueno, alguna figura histórica. -Lucharía contra Gandhi. -Qué buena respuesta. -¿Y tú? -Lincoln. -¿Lincoln? -Tipo grande, gran alcance. Los tipos flacos luchan duro hasta que están hechos hamburguesa". Quizás es la frase más celebre de la película El club de la lucha. A ella recurre Lance Quinn, productor, compositor y guitarrista norteamericano, cuando le preguntan "¿a quién le hubiera gustado producir o componer?". Primero sonríe, para contestar después: "Claro, a Elvis Presley". Y a pesar de no haber hecho realidad este sueño, a muchos músicos les hubieran gustado estar en su pellejo, guitarra en mano, tocando con los mismísimos Ramones, con quien colaboró en cuatro de sus discos. "Eran pura energía, sobre todo la batería de Tommy Ramone". Y recuerda con especial cariño la canción Needles and Pins. "Tenían un estilo simple, no eran grandes técnicos de la guitarra, pero lo suficiente para lo que debían hacer".

Pero la banda americana no es la única que forma parte del currículum de artistas con los que Lance Quinn ha trabajado. Ben E King, Gloria Gaynor, Engelbert Humperdinck, Talking Heads... Porque toda la vida de Quinn ha estado dedicada a la música. Comenzó a tocar la guitarra muy joven, para luego trabajar en varios estudios de grabación. También desarrolló entonces su afición a volar, que le llevó a conocer al productor Tony Bongiovi, primo de Jon Bon Jovi, con quien fraguó una fuerte amistad que les llevó a grabar canciones juntos. Durante dos años estuvo produciendo y tocando la guitarra para Bon Jovi, "que es ahora mucho mejor músico que antes", comenta Quinn, que consiguió meter al grupo en la productora Mercury, luego Polygram. Fue el inicio de la carrera de éxitos de Bon Jovi. Así vivió diez años en Nueva York, tocando con los artistas mencionados, componiendo incluso jazz y produciendo. También editó dos trabajos de Jimi Hendrix, una vez fallecido el artista, junto a Alan Douglas y Tony Bongiovi, y consiguieron dos discos de platino.

Vivió el punk, la new wave, el pop y todo lo que ello generó, el mundo de las drogas... "Nunca he tenido nada que ver con las drogas, no me gustan. Si los músicos hacían su trabajo, el resto no me importaba. Pero he visto muchas vidas arruinadas por las drogas". Recuerda anécdotas como que parte de las grabaciones de la bajista Tina Weymouth (Talking Heads) no eran de ella, "porque no tocaba demasiado bien". Quinn reescribía todas las notas y sustituía a esta chica por otra bajista. "Cuando Tina entraba en el estudio y escuchaba el resultado decía: "¡Ooooh, no sabía que yo tocara tan bien!".

Quinn se trasladó después a Philadelphia para abrir su propio estudio, "para ganar algo de dinero, porque antes cobraba muy poco. De hecho, el segundo disco de Bon Jovi se desarrolló allí. Desde entonces, todo el mundo quería que le hiciera algo parecido a lo que había hecho a Jon Bon Jovi. Acabé aburrido de todo eso. Fue entonces cuando me trasladé a Florida para hacer algo diferente. Fue en 1995". Y ¿por qué allí? "Because, siempre verano. Poco frío, algo en enero. Siempre pantalones cortos, no me gustan largos", apunta.

Entre los momentos más importantes que recuerda Lance fue la invitación de Jon Bon Jovi para que tocara junto a él y BB King, Stevie Wonder... en la Casa Blanca para Bill Clinton. "Cuando acabó el concierto, el presidente se me acercó y me dijo que tocaba genial la guitarra. Él y yo nos encontramos veinte años antes jugando al baloncesto en un gimnasio. Fue un gran momento".

Sin embargo, Quinn asegura que la mejor parte de la historia de su vida es cuando empieza a tener contactos con España, a través de un amigo de la universidad, que le acercó al flamenco con discos de Gerardo Núñez, Vicente Amigo, Paco de Lucía..., para apreciar otros estilos. "Escuchaba los discos y pensaba que tocaban tres guitarras en vez de una. Mi amigo me dijo: ¿Qué tres guitarras? Aquí sólo suena una. Me quedé impresionado con Gerardo Núñez. Para mí es el número uno y desde 1997 soy su alumno todos los veranos, en los talleres que tiene en Sanlúcar". En sus visitas estivales ha ido descubriendo diferentes ciudades españolas, entre ellas Jerez. "Aquí hay un sentimiento especial hacia el flamenco. También he tenido otros profesores de guitarra como Fernando Moreno, El Carbonero, Pepe Justicia...". Pero si el flamenco influyó en su vida, la sonrisa de una mujer le volvió del revés, aunque no quiere dar más datos. Es una especie de mensaje subliminal.

Quinn asegura que el nivel musical de esta tierra "es muy elevado. Los padres le compran una guitarra al niño y le empujan a aprender. La gente aquí aprecia mucho la música, especialmente el flamenco. Aunque no creo que vaya en la sangre, está en el ambiente". De hecho, el compositor norteamericano está coproduciendo desde el pasado año a los jóvenes jerezanos Gloria Lara, Celia Asencio y Juan Carlos Flores, así como al grupo Gipsy Rappers, junto a José María García-Pelayo, al que apoda Jambalaya Pelayo (por la canción de los Carpenters), y el también productor y compositor inglés afincado en Jerez Peter O'Nealle. Algunos de los temas han sido producidos en Florida. También ha colaborado el guitarrista flamenco norteamericano David Serva. "Lo que me gusta de los jóvenes artistas es que tienen ese fuego de los comienzos que los grandes perdieron. Y más aquí que en EEUU porque la gente apoya mucho la música", cuenta el productor, a quien le gustaría vivir seis meses en Jerez y el resto del año en otra ciudad, "pero donde siempre haga calor, como Nuevo México". Quinn está produciendo también, entre sus variopintos trabajos, un disco del hijo del creador de Félix, El Gato. "Un disco ecléctico". Ahora, en Jerez, continúa la historia de una carrera cargada de éxitos que espera completar con los frutos de su pasión por el flamenco... y las sonrisas de esta tierra.

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