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  • El Bull Festival concluye su edición de 2021 con una jornada repleta de rap, en la que se dieron la mano la nueva generación de artistas con la más veterana

El toro vuelve al ruedo

El toro vuelve al ruedo El toro vuelve al ruedo

El toro vuelve al ruedo / Antonio L. Juárez / Photographerssports

Escrito por

Miguel Navas

Octubre llegó con su “oh Dios mío” y la ropa de verano ya no sirvió para aguantar la larga jornada de la segunda parte del Bull Festival, que volvió a tener el Cortijo del Conde como base de operaciones y que, frente al mestizaje de la primera jornada, el pasado sábado, tuvo al rap como protagonista, que, como Dorian Gray, se quedó a medio camino entre lo viejo y lo nuevo. Kase.O, SFDK, Recycled J, Mala Rodríguez o Tribade se dieron cita en esa jornada, configurando un cartel de ensueño.

De hecho, fue Tribade el encargado de arrancar la segunda jornada del festival. Llegadas desde Cataluña, el grupo, que empezó a sonar fuerte en el panorama en 2017, destaca por sus letras combativas, con un fuerte componente feminista y LGTBI, y constituye una de las novedades más frescas de la escena nacional.

Ellas, porque es un grupo mayoritariamente femenino, fueron las encargadas de poner, a primera hora de la tarde, el primer verso del día.

Las siguientes líneas fue Recycled J el encargado de escribirlas.El hijo de la ruina subió al escenario, ataviado con un riguroso luto a excepción de sus ricitos de oro y alguna que otra cadena de oro (porque los viejos raperos nunca mueren), del Cortijo del Conde pasadas las 18:00 horas tomando el testigo del grupo catalán. Con su particular estilo, más cercano al pop que al rap, el de Carabanchel fue el encargado de terminar de calentar los motores al público instalado en el Cortijo del Conde. La misión no era baladí, pues a medida que el sol se iba escondiendo y las temperaturas bajaban (la Aemet pronosticó 7 grados de mínima) era necesario un ritmo que invitase a mover el esqueleto y bailar y, en esa tarea, Jorge Escorial sabe lo que hace.

Tribade fue el grupo encargado de arrancar esta edición

Aunque, con perdón de Recycled, quien de verdad calentó al público fue Mala Rodríguez. La gaditana está viviendo una segunda juventud, musical y personal, y el público granadino lo sabe y se volcó con su concierto.

“No hay ruido” exhortaba la Mala al principio de su bolo, quizá el viento o el aparatoso sistema de efectos especiales –no faltaron los cañones de humo o el confeti–, llevaban el grito del respetable a otra dirección, pese a que los asistentes se volcaron con ella, demostrando que el frío era de débiles y que un resfriado siempre lo cura un ibuprofeno. En una actuación que mezclaba temas clásicos (Por la noche fue uno de los más celebrados) con otros más modernos, la Mala se llevó al público en el bolsillo de vuelta a casa.

Recycled J Recycled J

Recycled J / A. L. Juárez / Photographerssports

Pero si de meterse al público en el bolsillo se trata, Fernandocosta merece un capitulo propio. El ibicenco llegó al escenario precedido de Eminem, Cypress Hill y Violadores del Verso (ahí es nada) que sonaban por la megafonía del recinto, pero más especial fue el coro de “Fernando, Fernando” que gritó el público cuando el rapero aún no había pisado el escenario, aunque su voz ya resonaba por los alrededores pidiendo "una luz" y animando a sus miles de seguidores

Con un pie en las islas y otro en Granada, Fernandocosta volvió “a su casa” (como repitió en más de una ocasión) y no tardó en sentirse como en tal.Rompiendo la estética que habían marcado Recycled y la Mala, se presentó con un blanco impoluto (capucha en ristre porque una vez más los raperos nunca mueren) y con un par de frases (donde no faltó el clásico “no hay alcohol” que el público coreó, sabedor de qué iba el juego, y que después desarrollaría Kase.O) se volvió el amo de un concierto donde no faltaron referencias al Covid-19 (“que le follen al coronavirus”, llegó a decir) y a los seres queridos, casi un leit motiv de la discografía del rapero, con temas como Dynamo, que dedicó “a la gente que os quiere y no a los que tienen el puñal preparado”.

No hay duda que el rapero, que reconoció que estaría sobre los escenarios hasta que el público se lo permitiese, es ya un maestro de ceremonias total –mención especial merece el momento que se bajó del escenario y fue recogido por el público–, y, viéndolo, cualquiera diría que no tiene la experiencia de otros compañeros que se subieron al escenario anoche.

Un momento del concierto de Fernandocosta Un momento del concierto de Fernandocosta

Un momento del concierto de Fernandocosta / A. L. Juárez

Porque si hablamos de tablas, Kase.O y SFDK se llevan la palma. El maño y los sevillanos fueron, sin duda, los principales atractivos de la noche en el Cortijo del Conde y no es para menos. Entre los tres suman una larga trayectoria en esto de rapear y es difícil encontrar un granadino que no los conozca. Lógicamente, una golondrina no hace verano, y el cartel del Bull Festival tenía nombres propios con propiedades suficientes pero la experiencia es un grado y ellos saben bastante de ambos.

Kase.O llegó a la ciudad de la Alhambra con el décimo aniversario de Jazz Magnetism, su primera referencia tras el descanso de Violadores del Verso y que quizá no congeniaba mucho con el tono que estaba marcando el resto del festival, pero cuando uno es Javier Ibarra se le perdona todo y los asistentes al festival lo dejaron bien claro aguantando el frío hasta bien entrada la noche para escuchar a uno de los padres del rap nacional.

Tras el hardcore de Fernandocosta el jazz suave de Kase.O podría parecer un coitus interruptus, pero bendito coitus interruptus. El maño es un teórico del rap y domina el género a la perfección y dejó buena muestra ayer de ello. Empezó poniéndose él (y el público) en la piel de cierta presidenta de Madrid al grito de "libertad" para después dar rienda suelta a todo el repertorio del disco, acompañado siempre de su banda ("el grupo que empieza el concierto y parece que están probando", como él mismo lo definió). Pero también hubo momentos para sus nuevas canciones donde apareció, como no podía ser de otra forma, Ringui Dingui, el tema a medias con Zatu, que adelantó brevemente su actuación para cantar con Kase y, de paso, hacer las delicias del público.

Zatu (de rojo en primer plano) y Kase.O sobre el escenario Zatu (de rojo en primer plano) y Kase.O sobre el escenario

Zatu (de rojo en primer plano) y Kase.O sobre el escenario / A. L. Juárez / Photographerssports

Fue casi un oasis en el desierto porque, tras el tema, el sevillano bajó del escenario para dejar solo al mayor de los Ibarra, quien tampoco lo echó mucho en falta porque demostró, una vez más, que es un tiranosuarius rex sobre el escenario. 

Ya tras el descanso pertinente fue el turno del segundo (gran) plato de la noche: SFDK. Aunque llevan 25 años sobre los escenarios, el dúo sevillano aún tiene cuerda para rato y ayer lo demostraron, poniendo a saltar al público solo con la primera canción (Lucifer) que ya empieza a ser un clásico del grupo. Y, a partir de ahí todo fue rodado, con un set list que incluyó temas nuevos y viejos e invitados de excepción (Little Pepe llegó por sorpresa para interpretar su parte de Bajo el mismo sol) para celebrar, como señaló Zatu, uno de los primeros conciertos con la gente de pie y sin mascarilla.

Y tras los veteranos fue el turno de los novatos (con muchas comillas). Ayax y Prok se encargaron de cerrar, en casa, el festival ya bien entrada la noche pero con un público más que entregado que aún tenía ganas para más y disfrutó del hardcore de los gemelos del Albaicín quienes, entre rima y rima, no dejaron pasar la oportunidad para la denuncia social ("no más casas sin gente ni gente sin casas").

Los que, ya cerca de las cuatro de la madrugada, seguían con ganas de marcha, tenían dos opciones: pasar el domingo en el FIcozne –la otra gran cita cultural del domingo– o esperar alGranada Sound en noviembre.

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