Inauguración

El tránsito “del arrebato al orden”, nueva propuesta en el José Guerrero

  • ‘Pelegrinaje’, la nueva propuesta itinerante del centro de la calle Oficios, profundiza en la etapa que va de 1966 a 1969, cuando el pintor granadino regresó a España después de 20 años en el extranjero

'La brecha de Víznar', de José Guerrero.

'La brecha de Víznar', de José Guerrero. / R.G.

“Esta muestra trata tres años, de 1966 a 1969, un periodo breve e intenso que es clave en la producción” de José Guerrero. La jefa de proyectos expositivos de la Fundación Juan March, Inés Vallejo, hila los acontecimientos vitales y actividad artística que marcaron al artista granadino y que explican la importancia de este trienio, objeto de la nueva muestra itinerante que esta mañana se ha presentado en el espacio expositivo de la calle Oficios, Pelegrinaje. La exposición se inaugura esta tarde a las 20 horas y se podrá visitar hasta el 26 de mayo.

Después de quince años en Estados Unidos, más de veinte fuera de España, Guerrero vuelve. En su periplo en el extranjero, el artista había perseguido en sus obras un lenguaje conceptual marcado por “las masas de color”, según explica Vallejo. Una abstracción “desfogada” que, en ese trienio, encuentra un nuevo camino para evolucionar a unas formas más estructuradas, que asientan el lenguaje de autor. Estos tres años permitirán alumbrar la serie de fosforescencias.

El título de la muestra remite al poema lorquiano ‘Los pelegrinitos’

“Pasa del arrebato al orden”, resume la comisaria de la muestra junto a Francisco Baena, director del Centro José Guerrero. En total, se muestran unas 60 obras entre lienzos, dibujos, gráficos.También hay una parte dedicada a mostrar documentación del Museo de Arte Abstracto Español Fundación Juan March en Cuenca. Precisamente esa será la segunda etapa de la muestra recién inaugurada.Las obras de Guerrero se exhibirán en el reconocido museo del 14 de junio al 20 de septiembre para, posteriormente, mostrarse en el Museu Fundación Juan March de Palma. Precisamente la Fundación produce Pelegrinaje junto con el Centro José Guerrero.

La muestra monográfica forma parte de la serie de exposiciones organizadas por el Centro que acotan un periodo determinado de la carrera del pintor. En cada una de ellas se profundiza en el significado de una etapa, se indica desde el Centro. En Pelegrinaje se “aborda el estudio el estudio de los años del regreso temporal del pintor con su familia”.

En este retorno influyeron dos hechos, la apertura de la galería de Juana Mordó en Madrid, a la que había conocido antes de partir, y el encuentro con Fernando Zóbel, filipino con ascendencia española que inauguraría, junto con otros artistas, el Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca en 1966. Zóbel intentó comprar un cuadro a Guerrero, recuerda Baena, para el Museo.Finalmente fueron dos y el pago fue una casa en Cuenca, donde se forjó un ecosistema singularísimo de artistas.

Guerrero se encontró con la irrupción del pop art y también se sometió a psicoanalisis

En su vuelta, según indicaron los comisarios de la muestra, se dieron otros factores. En Estados Unidos había irrumpido el pop art. Guerrero también se había sometido a un proceso de psicoanálisis de cuatro años. El granadino regresó y se reencontró con sus raíces. El primer contacto resultó favorable.Encontró un entorno propicio y el granadino aborda la experimentación de un nuevo territorio. Hay una mayor voluntad de orden y el mismo minimalismo. Esto queda en evidencia en obras como La brecha de Víznar (1966), con la que rindió homenaje a Federico García Lorca, el poeta de las camisas de colores que le recomendó ir a Nueva York. La muestra tiene otra clara referencia lorquiana: pelegrinaje remite al poema del autor de Fuente Vaqueros Los pelegrinitos.

Guerrero se mueve a su vuelta a España entre Cuenca, Madrid y el cortijo que adquiere entre Nerja y Frigiliana. Crea y avanza en su lenguaje expresivo, como muestran las obras que pueden verse hasta el próximo 26 de mayo.

En el mismo acto de presentación de Pelegrinaje se inauguró la exposición Tierra de nadie, del colectivo La Muta, en colaboración con el Pa-ta-ta Festival. José Robles señaló el paralelismo entre las imágenes que se muestran en El cuarto lúcido y la obra de José Guerrero. Robles indicó que el proyecto, realizado junto con Pablo Lara, comenzó en un momento en que se sintió la necesidad de “mirar hacia el interior”. Se hizo en una zona fronteriza entre las provincias de Granada y Jaén. La instrospección, con el eje de la calidez de la luz de invierno, da a luz las fotos que ahora se exponen en el Centro de la calle Oficios.

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