Coque Malla | Cantante

"El trap me parece un fenómeno absolutamente misterioso"

  • El artista madrileño presentará su nuevo trabajo, titulado '¿Revolución?', el sábado en la sala Industrial Copera

  • A sus 50 años, al exlider de Los Ronaldos le sienta fenomenal estar en solitario

Coque Malla (Madrid, 1969) con una nueva imagen, rapado y con camisa de leopardo, en sus fotos promocionales.

Coque Malla (Madrid, 1969) con una nueva imagen, rapado y con camisa de leopardo, en sus fotos promocionales. / Juan Pérez Fajardo

Los primeros recuerdos musicales de Coque Malla (Madrid, 1969) caben en una pantalla de cine. "Mi padre es especialmente cinéfilo. No hemos parado de ver cine desde que éramos pequeños. La música que más me gustó desde que nací eran la música de las películas. Fui fan de Fred Astaire y Gene Kelly antes que seguidor de Mick Jagger y David Bowie. Luego vinieron los Stone y el rock and roll. Pero antes estaban los musicales", recuerda al otro lado del teléfono.

Luego llegarían Los Ronaldos -"eran mis amigos, mi familia. Donde me hice mayor y profesional", afirma- y algunos coqueteos con el cine –llegó a estar nominado como Mejor actor revelación en los Goya–. Hace 20 años, el cantante madrileño decidió emprender una carrera en solitario que le ha sentado estupendamente. En su nuevo trabajo, ¿Revolución?, mezcla influencias tales como los Beatles, Daft Punk, Radiohead, Van Morrison y Divine Comedy sin despeinarse. El sábado presentará este disco en la sala Industrial Copera.

-Vox utilizó una canción suya en un mitin de hace dos años. ¿Por qué causas prestaría su voz?

-(Ríe). Por ninguna. Mi voz se la presto al arte, a la música y a las canciones hermosas. Que se encarguen otros de las causas políticas.

-"Revolución, será de amor o no será", dice en una de sus canciones. ¿Hay algo más poderoso en el mundo que ese sentimiento?

-Sí, desgraciadamente hay otros sentimientos más poderosos que el amor. Pero el amor siente muy bien. Es muy reconfortante. Lo necesitamos. Hay fuerzas más oscuras que el amor.

-Esa frase que le mencionaba aparece en Un lazo rojo, un agujero, donde se atreve a rapear. ¿Se ha puesto límites a nivel musical?

-No. Ponerse límites es una estupidez. Uno tiene que ponerse límites en la vida real. No puedes pensar: "No voy a ponerme límites y voy a volar". Es imbécil quien crea que pueda. En la música, en el arte, no hay límites. ¿Dónde están las fronteras? ¿Dónde están los límites? No existen. Lo más interesante de ser músico es recorrer el universo que te ofrece la música y sus posibilidades, que son infinitas. Eso eso lo que estoy haciendo y por eso están saliendo discos interesantes. Me he puesto el traje de aventurero y de viajero de la música. No hay fronteras, no hay pasaportes, no cuesta dinero, nadie te impide viajar a donde quieras en el universo de la música. Y es muy divertido.

-¿Cuánto le ha influido Daft Punk en este disco? ¿Qué le atrae de su sonido?

-La increíble y exquisita mezcla entre un sonido absolutamente canónico y que respeta el espíritu de la música disco y funk de los 79 y los 80, pero absolutamente actualizado y sin ser una modernez. Sin ser como una puesta al día a través de instrumentos electrónicos facilones. Muy sutilmente el sonido de ese disco es auténticamente genuino, que tiene que ver con los 70 y los 80, y al mismo tiempo es brutalmente actual y sofisticado. Esa exquisita unión entre lo clásico y lo moderno es lo que me fascina de ese disco.

-También hay funk, pop, música sinfónica y hasta unos coros increíbles en El gran viaje a ninguna parte. ¿Cuál es su ritual antes de grabar un disco?

-Lo que hago es escuchar muchísima música. Eso es fundamental. De la misma forma que un cocinero para que su cocina sea compleja y los sabores que propone te vuelen la cabeza, te hagan sentir cosas diferentes, come de todo. Probar sabores, investigar todo tipo de ingredientes. La responsabilidad de un músico es escuchar de todo. No sólo hay que escuchar la música que a uno le gusta hacer, sino escuchar de todo: ópera, blues, góspel, música clásica, música popular. Si los músicos no nos nutrimos de música, nuestra música será más pobre. Yo escucho todo tipo de música.

-¿Qué opina del trap?

-No tengo una opinión muy formada. Apenas lo he escuchado. Me parece un fenómeno absolutamente misterioso. Algo me llega. No acabo de identificarlo del todo. No sé distinguir exactamente entre el trap, el rap, el reguetón. El rap clásico sí. Es un misterio para mí. No tengo una opinión negativa como género. Como en cualquier género habrá cosas maravillosas y llenas de talento y otras mediocres. Pero como en el rock o en el pop. No creo que sea un género peor en sí mismo. Habrá cosas buenas y cosas malas. Casi no sabría distinguir que es bueno o no tan bueno en el trap. Hablar del trap es como si me preguntas por ebanistería japonesa.

-El domingo empezó otra nueva edición de Operación Triunfo. ¿Qué opinión tiene de la programación musical en la televisión pública española? Los 80, al parecer, fueron la bomba.

El cantante madrileño posa estilo casual. El cantante madrileño posa estilo casual.

El cantante madrileño posa estilo casual. / Juan Pérez Fajardo

-Lo idealizamos un poco. No era tan tan la bomba. Había algunos programas musicales, pero tampoco era esto Nueva York. Cadenas y cadenas de programación musical a todas horas. Había dos canales y durante algunas épocas echaban por la tarde un programa de música que molaba. La edad de oro. Si hubo cosas. Yo le exijo más a la televisión que aquello. Es verdad que ahora es un desastre. Lo he hablado con mucha gente que se dedica a la televisión y que apuesta por la música, y no es un problema de las cadenas. Es un problema del público. El público en cuanto aparece música en la televisión, cambia de canal. Tenemos lo que pedimos y lo que nos merecemos. El público no demanda música en la televisión.

-La televisión pública que pagamos todos también es responsable de fomentar la escucha de música y educar a su público.

-El público es responsable de educarse a sí mismo. Ahora hay dos programas en la tele pública. Están en la segunda cadena a horas intempestivas: La hora musa y Un país para escucharlo, presentado por Maika Makovski y Ariel Rot respectivamente. Están haciendo un trabajo maravilloso.

-Volviendo al disco. Da la sensación de madurez absoluta. ¿Con qué soñaba cuando era un adolescente? ¿Qué desea ahora?

-Con 13 o 14 años soñaba con chicas (ríe). Ahora también, me temo. Eso no ha cambiado mucho. Era bastante simplón. Y sigo siéndolo. Sueño con el escenario la mayor parte del tiempo. Sueño con vivir contento y con que mis hijos sean muy felices.

-¿Qué ha heredado de sus padres?

-El amor por el arte, el amor por la vida dedica a la creación. Afortunadamente se nos contagió ese veneno, ese veneno del arte, del espectáculo, del escenario. Nos criamos en teatros, entre bambalinas. El veneno se nos inoculó muy profundamente y sin remedio. Me alegro mucho. Una intoxicación maravillosa.

Otra imagen promocional de Malla. Otra imagen promocional de Malla.

Otra imagen promocional de Malla. / Juan Pérez Fajardo

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