El viaje a ninguna parte del Picasso 'robado': un error de transporte que casi cuesta 600.000 euros a Granada
El envoltorio y otras circunstancias apuntaban a que la obra hallada este jueves era el cuadro que se buscaba, Naturaleza muerta con guitarra (1919), valorada en 600.000 euros
Juan Gris, Magritte, Botero y más: viaje gratis por la historia del bodegón con la última exposición del Centro de CajaGranada
El caso del Picasso desaparecido ha pasado de thriller de arte a comedia vecinal. La obra Naturaleza muerta con guitarra (1919), asegurada en 600.000 euros y dada por 'robada' en su traslado a la exposición Bodegón. La eternidad de lo inerte organizada por el Centro Cultural CajaGranada, ha sido localizado este jueves en Madrid. La causa de su extravío es aún más inverosímil: una vecina la cogió del portal pensando que era un paquete cualquiera. Este final, tan hilarante como insólito, obliga a replantearse si los sistemas de seguridad en el transporte de arte son tan infalibles como se piensa o si la desidia es el verdadero enemigo del patrimonio.
Cuando está empezando a amainar la tormenta de memes que han circulado por redes sociales a raiz del reciente robo del Louvre, la rocambolesca historia trae a la memoria otro caso que ha dado pie hasta a un libro: la obra Equal-Parallel: Guernica-Bengasi de Richard Serra, una escultura de 38 toneladas que desapareció del Museo Reina Sofía en 2006 y nunca ha sido recuperada. Si el arte español fue capaz de perder semejante mole de acero, que 'nadie puede robar', ¿qué no puede pasar con un cuadro del tamaño de un iPhone?.
Cronología
La obra en principio viajaba con otras 56 piezas. Pero, cuando comenzó el desembalaje ya tras su viaje a Granada, esta no estaba. Nadie pudo certificar en qué punto del recorrido se esfumó. La fundación presentó denuncia y la Policía Nacional abrió diligencias. La cronología del extravío ya es parte del caso. Todo se descargó en una zona videovigilada del centro cultural y se firmó la recepción sin cotejar uno por uno los embalajes: no todos estaban numerados. La ausencia del Picasso se detectó días después, al abrir las cajas para colgar la muestra.
El trayecto de Madrid a Granada, de poco más de cuatro horas, incluyó una parada en Deifontes, a unos 25–27 kilómetros del destino. Los responsables del transporte durmieron en el vehículo, según su versión, para custodiar una carga valorada en conjunto en varios millones de euros. La parada dio pie a muchas especulaciones, por lo menos periodísticas, porque hasta el momento del hallazgo nadie había sido detenido, tampoco los conductores del vehículo.
La obra estaba asegurada en 600.000 euros. No es un lienzo monumental ni una pieza icónica de museo. Era, justamente, su aparente “discreción” —pequeño formato, técnica mixta sobre papel— lo que la conviertía en un objetivo atractivo para el mercado negro: fácil de ocultar, fácil de mover, difícil de rastrear si se desmarca de los circuitos oficiales.
El fallo de la casa al camión
¿Son tan seguras las cadenas de custodia de obras de arte como podría pensarse?. El director del Museo José Guerrero, Francisco Baena, ha explicado el protocolo que se supone debe blindar estas operaciones: la obra se cubre con un seguro "clavo a clavo" y se introduce en una caja especializada que se sella con un precinto. El bulto queda identificado con un código o una foto de la obra.
El hecho de que una vecina confundiera la caja del Picasso con un envío ordinario de mensajería indica que o bien el paquete era tan genérico que no denotaba su precioso contenido, o que la pieza fue dejada en un lugar de tránsito no seguro. El galerista Rafael Serrano Bonilla, que ha lidiado con el segundo mercado de arte tanto en Granada con ahora en Madrid con su espacio Garage Bonilla, recalca la importancia del "correo", la persona que viaja con la obra desde el origen para custodiarla. Al tratarse de una colección privada, la figura del correo es a menudo omitida, dejando el control de la pieza al transportista, lo que incrementa el riesgo de pérdida. Pero no tanto como para que la obra sea considerada como un paquete más.
El engaño de la identificación
La principal anomalía se produjo, según los expertos, en la falta de identificación y en la firma apresurada de la recepción en Granada. En un envío con 57 piezas, si los embalajes no están debidamente numerados o identificados (algo que Baena considera inusual en préstamos profesionales), el riesgo de 'traspapelado' puede ser alto, y más en una pieza de pequeñas dimensiones.
Serrano Bonilla enfatiza que la única forma de evitar la responsabilidad es no firmar la recepción sin la verificación física, que debe ser un cotejo minucioso de las obras con las fichas técnicas. La responsabilidad, en el caso de que se firme, puede correr por parte en el centro por no haber comprobado si la caja precintada correspondiente al Picasso estaba físicamente entre el volumen entregado.
La buena noticia para Granada es que, a diferencia de la pieza de 38 toneladas de Richard Serra —que probablemente terminó fundida como chatarra, tal como se teoriza en el mundo del arte—, este Picasso ha sido recuperado intacto gracias al celo de una vecina que, sin saberlo, se convirtió en la improvisada vigilante de una obra de arte. La rocambolesca anécdota puede dejar constancia que a veces el mayor enemigo de la seguridad no es el ladrón profesional, sino una etiqueta mal puesta o la inercia del día a día.
También te puede interesar
Lo último