El fantasma de la recesión que recorría Europa de cara a 2023 parece ir mitigando a medida las tasas de inflación se moderan, se normalizan el mercado energético y las cadenas de valor global y China reabre su economía y pone fin a su estricta política zero covid.

En España, si bien el FMI ha rebajado una décima la previsión de crecimiento hasta el 1,1%, la percepción de que el incremento del PIB superará el 1% es generalizada. En esta línea sitúan sus predicciones la Airef y Funcas, que elevan al 1,6% anual (+0,1 pp) y 1,3% (+0,2 pp), respectivamente, el crecimiento esperado de la economía española en 2023. Paralelamente, Funcas estima que la tasa de inflación media se moderará este año hasta el 4%, en gran medida por la caída de los precios de la energía y el efecto base, si bien la tasa de inflación subyacente (+4,5%) se mantendrá de media por encima del IPC general.

Una evolución que, no obstante, está supeditada al desarrollo de la guerra en Ucrania o al impacto sobre la economía real del endurecimiento monetario de los bancos centrales, entre otros factores. Los continuos mensajes desde el BCE y la Fed resaltando la necesidad de mantener una política restrictiva hasta que los precios se normalicen anticipa un 2023 titubeante. Un año lleno de desafíos, donde las economías europeas tendrán que asegurar el suministro energético de cara al próximo invierno, al mismo tiempo que modernizan sus sistemas productivos, adaptan la actividad ante la retirada de los diversos paquetes fiscales puestos en marcha en 2022 y definen su posición en el proceso de reconfiguración de alianzas y bloques comerciales.

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