Con su blanca palidez

Con su blanca palidez

Los menores de 14 años en la rampa de salida. Dos días faltan para que estos imberbes nuestros en su desescalada puedan recorrer territorios no pisados por el hombre en los últimos 40 días. Siempre bajo el formato de un padre o madre acompañando, una hora y un kilómetro de paseo. El sistema 1-1-1 (Me ha venido a la memoria un chiste infantil de cuando el teléfono comenzaba a popularizarse entre las clases medias en España: -"Diga". -"Buenos días, ¿es el 1-1-1-1-1-1-1...?" -"Sí, dígame". -"Señora, su teléfono parece un peine...").

Es decir, que a partir de este domingo los niños van a estar tan cotizados como en los primeros momentos de la cuarentena lo estuvieron los perros y su paseo diario por el parque. Hacer un 'canguro' en los tiempos previos al coronavirus era una actividad recompensada con la que ganarse unos eurillos extra cuando papás y mamás decidían una salida nocturna y echaban mano del cuidador o cuidadora que acostase a los niños y vigilase hasta el regreso de los progenitores. Ahora, si se cumplen los precedentes caninos, será al revés: habrá quien pague por sacar de paseo a un infante. Siempre, claro está, que haya padres que no estén dispuestos a aprovechar la oportunidad que les brinda esta 'desescalada' parcial y renuncien al paseo o, sencillamente, decidan recaudar unos eurillos extra ante la que se avecina económicamente hablando. 

En todos los casos, tanto niños como padres, las salidas que arrancan este domingo van a sorprender a sus protagonistas con una tez pálida, muy diferente de lo que en cualquier año anterior -y esperemos que posterior- serían los rostros bronceados en esta fecha de abril, es decir con la huella de los rayos solares en los cuerpos y pieles, fruto de una o varias estancias en playa o sierra a estas alturas de la primavera, más el roce natural del astro-rey con solo salir a las calles, que era cotidiano hasta este 2020 de nuestros confinamientos. Ligar bronce, lo que dice ligar bronce ha estado a la altura de pocos en este año, salvo para los que dispongan de una terraza en condiciones y, de todas formas, como los días en este mes han sido más bien nubosos, poco del moreno tan deseado habrá llegado a los cuerpos juveniles y maduros. 

Para una pronta reparación de semejante déficit, este cancionero analítico rescata los sones de 'A whiter shade of pale' ('Con su blanca palidez'), canción de referencia de Procol Harum, que la grabaron en 1967, una sobresaliente creación que ha pervivido en el tiempo entre las grandes composiciones de la música moderna a cargo de un grupo que en su carrera posterior pasó desapercibido, al menos en España. 'Con su blanca palidez', una canción de letra tan misteriosa que en su primer verso registra una alusión al fandango, "we skipped the ligth fandango", ("nos saltamos el suave fandango") sin que a lo largo de toda la audición volvamos a encontrar referencia a los cantes de Huelva. Un tema inspirado, según los entendidos, en conexión con la música de Johann Sebastian Bach y, en cualquier caso, representante del rock progresivo, como su par, 'Nigths in white satin' ('Noches de blanco satén'), de The Moody Blues, con quienes compartieron sello discográfico, e influencia clara en la sucesivamente posterior 'Je t'aime... moi non plus', de inmediata prohibición en España por lo que todos sabemos.

La letra de 'Con su blanca palidez' presenta al cantante "mareado / en un salón muy activo / mientras el techo se alejaba". A saber qué habría tomado el hombre, que a continuación pide más bebida, la camarera trae una bandeja y "so it was that later / as the miller told his tale / that her face at first just ghostly / turned a whiter shade of pale" (" así fue que después, / cuando el molinero contaba su historia,/ que su rostro al principio fantasmal / cambió a una blanca palidez"). Por si alguien iba entendiendo algo, la acompañante dice que "no existe una razón y la verdad es fácil de ver". Muy fácil no debió ser la cosa porque la canción en seguida cuenta dieciséis vírgenes vestales abandonadas en la costa "and although my eyes were open / they migth just as well have been closed" ("y aunque mis ojos estaban abiertos / bien pudieron haber estado cerrados"). Y otra vez lo del molinero y la blanca palidez. Un 'tostaero' mental que no puede ser atribuido a los efectos del confinamiento porque fue compuesta 53 años antes de la cuarentena. Lo que sí sabemos es que tal deslavazado guión debió producir una reacción disuasoria en el traductor encargado de la versión en español, que echó por la calle de enmedio: la cambió de arriba a abajo y, así, salió un apunte que nada tiene que ver con la original. Caminos en el cielo, misterios en el mar, cipreses que se mecen, preludios sin final... para concluir: "Entre mis sueños te veo / a mi lado otra vez / y tu rostro tan sereno, / con su blanca palidez". Eso sí.

De todas formas, la letra fue lo de menos cuando en 2006 Matthew Fisher, el organista de Procol Harum, entabló una batalla legal contra sus antiguos compañeros Gary Brooker, cantante, y Keith Reid, letrista, que habían figurado desde el principio como autores de la canción. Fisher, que en el pleito reconoció que se inspiró en Bach para componer en su órgano el suave y melancólico tono que abre 'Con su blanca palidez'. En juego estaba una multimillonaria comisión porque esos primeros acordes estaban siendo utilizados como aviso de llamada en la telefonía móvil. El juez británico que recibió el caso dio parcialmente la razón a Fisher al otorgarle el 40 por ciento de los derechos millonarios que genera la canción. Pero no accedió a la totalidad que reclamaba el organista ni a los efectos retroactivos de la demanda. 

'Con su blanca palidez', una melodía para tararear paseando cuando este domingo se abran las puertas del 1-1-1...

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