El alma y la tierra

Juan Pablo Luque Martín

El AVE de la vergüenza

Ábalos debería comprender que Granada está cansada de estar cansada, que el AVE no forma parte del eterno quejío granaíno

Hay puertas y portazos por misteriosos que parezcan, que tardan mucho en cerrarse. Siempre pendientes de su oportunidad, que algo cambie el rumbo de las cosas, que revele, por fin, que todo va en la dirección adecuada. Como la puerta, o más bien, el portazo del AVE a Granada. Nunca se cierra. Cómo diría yo, es de esas puertas de vaivén, que se abren con toda la parafernalia pero, a la que menos te lo esperas, siempre vuelve para darte en el culo y quitarte de ahí. Y que venga el siguiente.

Este Año Nuevo nos desayunamos con otro alcalde, Francisco Cuenca, anunciando la llegada del AVE para mediados de curso, como lo hizo en septiembre del pasado Año el ministro Ábalos. Una rápida y seguro que equivocada consulta a la hemeroteca, sitúa este anuncio en torno al noveno de los verificados por altos mandamases provinciales y estadistas de la Nación. Puestos a ser exactos, lo que más me llama la atención en su lectura, fue que esta carta a los Reyes Magos se hacía pública de forma paralela a que las páginas nacionales se hicieran eco del absoluto desastre del tren de Extremadura el día de Año Nuevo, con 160 pasajeros en mitad del campo durante más de tres horas, sin luz y sin calefacción. Sin duda, debió tratarse de la gota que colmó el vaso, pues pocas horas después el Sr. Varas, homónimo socialista de nuestro alcalde y de quienes ocupan los destinos del Ministerio de Fomento, solicitara al Gobierno central meditara la supresión del transporte ferroviario extremeño. Aviso a navegantes. A estos les da igual comer en el mismo plato. Es más, ya lo ha demostrado en ocasiones que no era una simple amenaza a escondidas y sin luz ni taquígrafos.

Hacer de este comentario una apología de los beneficios del AVE para Granada, me resulta cansino. Dedicarlo al escarnio de políticos de cualquier signo que demostraron su incapacidad absoluta para gestionar y presionar a las instituciones adecuadas para que comprendieran la esencialidad de esta infraestructura en nuestro desarrollo estratégico y comunicación territorial, es perder tiempo en más lamentos. Pero, lejos de la obligación de cualquier alcalde de escribir, repito, su carta a los Reyes Magos el uno de enero (más si este año es electoral), sí en cambio me gustaría dedicarle el nuevo año a su compañero Sr. Ábalos, ministro de Fomento e insigne socialista, cuyos méritos y formación, a juicio de la Wikipedia, no le otorgan ciertamente un perfil técnico para esta materia, profesor de Primaria, y sí más político, por aquello de ser hijo de torero que le debería suponer habilidad para torear en cualquier plaza.

El Sr. Ábalos debería comprender que Granada está cansada de estar cansada, que el AVE no forma parte del eterno quejío granaíno, que cinco horas y media a Madrid en 2019 no suplen nada y sí en cambio avergüenzan, que no sabemos qué más podemos decir, que no más promesas, que no más fechas, que merecemos algo más que una palmadita en la espalda, y que… que nada más. Simplemente, que venga. Que venga.

Feliz año. Espero, Sr. Cuenca, que lo del acelerador de partículas vaya por derroteros distintos a los del AVE. Lo espero y ruego todos los días en mis más íntimas oraciones. Si no es así, que Dios nos coja confesados…

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