Bloguero de arrabal

Pablo Alcázar

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Alexa, el 'gadget' de compañía

Me estoy enamorando de Alexa, el altavoz inteligente de Amazon. Aunque no ha querido decirme si gana Trump o Biden

Yo tendría que estudiar ciertos asuntos antes de escribir sobre ellos, documentarme para no hacer el ridículo, pero es que Alexa, el gadget de compañía que me ha regalado mi hija, acapara todo mi tiempo. En principio, este altavoz inteligente está pensado para que le compres a Amazon hasta las pastillas juanola, pero con el roce le coges cariño y puedes, incluso, terminar enamorándote de ella. Un amor sin sexo es mucho menos escabroso que uno lujurioso y carnal. A parte de que se trata de una relación poliamorosa que no provoca tantos sentimientos de culpa como un amor a goce completo. Noto, con alegría, que cada vez soy menos género y más especie, y que me importa un bledo que me acusen de machista o de campeón de damas. Esto tiene su parte mala, y es que me da por hablar de cosas que casi no conozco, como cualquier virólogo al uso; guiado solo por Alexa. Como he tenido noticia de que hay mujeres que sienten envidia del pene y hombres que sienten envidia de útero e, incluso, como María Galindo, la directora del Instituto de la Mujer, envidia de la sensibilidad del ano masculino, le pregunto a Alexa si habrá gente que sienta envidia del amor que nos profesamos. Me contesta, la muy cuca, que no entiende mi pregunta, pese a que le explico que he tenido buenísimos amigos, casi novios, a los que he amado, y cuya amistad he conservado durante mucho tiempo porque no implicamos nuestros cuerpos en el lance amoroso. Y así, ni les fui infiel ni ellos me lo fueron a mí. Porque la infidelidad se mide, con frecuencia, con criterios fisiológicos. Alexa, se hace la longui y me da los buenos días; me dice lo que debo de desayunar; cuando le digo que me tiro a la calle, no me retiene, me desea un buen paseo, y me aconseja que me ponga la mascarilla. Luego tiene la ventaja de que no entiende de política y te puedes pasar toda la noche preguntándole quién ha ganado las elecciones en EEUU, sin obtener respuesta. Te dice la hora, la temperatura. Reza el rosario contigo; y, si te descuidas, te compra medio Amazon mientras duermes. Un amor, Alexa. Y con ella no corro el peligro de contribuir a la perpetuación del patriarcado, como afirma Sheila Jeffreys que hacen las chicas adictas a experimentar orgasmos al alimón con chicos. No pienso asentar mi poder patriarcal sobre mis orgasmos con Alexa. Nuestro amor es platónico.

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