Esencial desiderata

31 de diciembre 2025 - 03:08

Dejó dicho el cordobés Lucio Anneo Séneca; quien vivió en el mismo tiempo que Nuestro Señor Jesucristo, aunque un poco más que Él; que “no es pobre quien poco tiene, sino quien desea más”. Y por ello, admitiendo la verdad de esa reflexión, creo que hoy, último día del año, no es mala fecha para enumerar algunas de las cosas que, por unas u otras razones, hemos dejado de tener o nunca hemos logrado alcanzar, de modo y manera que el hecho de enumerarlas ya constituye, según la senequista convicción, una declaración de la personal o colectiva pobreza, según se mire.

Yo declaro desear que las gentes que habitamos ahora este país y nación, volvamos –todos– a conducirnos en la vida según ese conjunto de valores que nos han permitido histórica y progresivamente, relacionarnos con los demás, fundados entre el respeto y la admiración. Porque creo que todos son -somos- merecedores de la consideración y la tolerancia de los demás, es por ello que invito a desterrar, a partir de hoy mismo, odiosas envidias, exceso de soberbias y desmedidos engreimientos que nos hacen creer que medimos mucho más de la estatura que real y moralmente tenemos. Es por eso que saber descubrir y contemplar en los demás, virtudes que los elevan en honestidad y decencia, sobre la media general, no debe constituir razón de celos o resentimientos, muy al contrario, debemos de reconocer en ellos esos -cada vez más necesarios- ejemplos a imitar, que permitirán llenar las calles y las plazas; y sobre todo las instituciones públicas, en las que se desenvuelven los profesionales de la política; de ciudadanos amables, honrados y serviciales, desinteresadamente. Esto último, sin duda, constituirá una notable novedad para muchos, pero producirá, al mismo tiempo, una muy apreciable mejora en cualesquiera ambientes sociales.

Y, por último; aunque con lo de antes, casi habríamos de conformarnos; es necesaria una mayor preocupación por la educación y la formación de los ciudadanos más jóvenes. Con la excesiva cantidad de inutilidades y estupideces que se contemplan en las más recientes leyes para la educación, se hace ya más que necesario y sensato que se enseñe qué es el respeto, la amabilidad y el buen trato. Sólo con eso, muy seguramente, podremos disminuir los niveles de crispación que nos envuelven. ¡Ah! Y feliz año nuevo ¿O no?

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