Calvo, Carmena, Corinna

Como español exijo el referéndum que nos permita respirar el aire claro, digno y alegre de la República

De pronto, en un alarde de banalidad creativa, tres mujeres/estandarte de posturas encontradas se ponen a la cabeza de una guerra de titulares periodísticos dignos de mejores causas. Las tres son mujeres importantes. Las tres han logrado sus objetivos, emparentados, directa e indirectamente, con el Poder y la Gloria. Aunque los caminos hayan sido distintos para las tres y los objetivos opuestos.

Carmen Calvo y Manuela Carmena, ambas profesionales del Derecho, una como profesora universitaria y otra como juez, entroncan con el "espíritu" de la izquierda, igualitaria, redistributiva e históricamente feminista. En Corinna, la utilización de sus encantos físicos, además de su desparpajo y listeza, le sirven para cumplir logros propios de la derecha clasista, extractiva, acumuladora de privilegios y riqueza.

Las tres juegan con fuego. Alguna, como Carmena, creando neologismos ( "hola a todos, todas y "todes") que, pretendiendo ser ingeniosos, no pasan de bobada perjudicial, por las reacciones que provocan, para las intenciones de la Alcaldesa de Madrid.

Carmen Calvo, para no ser menos, apoya, entre otras ocurrencias, el "portavozas", de Irene Montero, neologismo imposible donde los haya porque el portavoz o la portavoz "portan", valga la redundancia, una "voz" no una "voza". Ambas ofrecen una intención compartible y una metodología deplorable.

De Corinna, poco se puede añadir: ella sabrá los motivos que le llevaron a explicitar en grabaciones de voz, que ahora son públicas, sus relaciones físicas, emocionales y económicas con el ciudadano Juan Carlos de Borbón, antes Rey y ahora titular de un nombramiento tan cursi como el de "Rey emérito".

Tres mujeres jugando con fuego. Unas, jugando con las entrañas de un idioma que hablan más de quinientos millones de personas en el mundo y que ha servido para difundir en el mundo las ideas de liberación e igualdad que incluyen, cómo no, al feminismo.

Como escritor, exijo respeto a la lengua que manejo. Más respeto y menos frivolidad y desconocimiento. Como español, me respeto a mí mismo; y por eso, hoy, como ayer en la clandestinidad cuando pusimos en marcha la Junta Democrática, exijo el referéndum que nos permita respirar el aire que tanto se echa de menos: el aire claro, digno y alegre de la República.

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