Cesta de la compra

Vivir en una sociedad en la que ni trabajando se pueda llegar a final de mes es algo más que un fracaso de la sociedad

La crisis que vivimos derivada del enorme incremento del índice de precios al consumo, está llevando a cientos de miles de familias a una situación desesperada por no poder llegar a fin de mes. Una situación que no se puede sostener mucho tiempo porque vivir en una sociedad en la que ni trabajando se pueda llegar a final de mes es algo más que un fracaso de la sociedad.

Cierto es que es una situación general en toda Europa y otras muchas partes del mundo como consecuencia de la invasión de Putin a Ucrania. Eso hace la situación aún más grave porque la ciudadanía de numerosos países en Europa y otras muchas partes del mundo vivirá en sus propias carnes el fracaso de nuestro modelo de sociedad.

Es así que, tanto la clase trabajadora como la clase media, sufren una situación de precariedad creciente, de preocupación constante y de incertidumbre casi total, que requiere respuestas excepcionales.

En algunos aspectos del mercado se hacen necesarias medidas intervencionistas tal como estamos viendo desde hace un tiempo con el tope al precio de la energía (liderado por España y Portugal y ahora en proceso de extensión a toda Europa), o los nuevos impuestos a las empresas energéticas y a la banca que la Comisión Europea parece copiar de las iniciativas en proceso de desarrollo en España.

Quiero llamar la atención sobre lo que considero mollar en esta situación y en los debates de galgos o podencos en los que se ha adentrado Feijóo y el Partido Popular. Y lo esencial no es otra cosa que valorar qué resultado queda al aplicar la prueba del algodón de en qué lado se sitúan unos u otros; entiendo que la simplificación no guste (a mi tampoco en general) pero el resumen es si se apoya a la gente o no.

Y lo esencial es también, en mi modesta opinión, que estamos en una situación de guerra (hasta ahora los muertos y el resto de efectos de destrucción los ponen los ucranianos y los costes en la economía los ponemos sus aliados) y en esa situación de guerra, la intervención del mercado es inevitable en determinados ámbitos del mismo.

Por eso, la propuesta de ajustar el coste de la cesta básica de la compra es algo que merecería la pena explorar. Eso sí, con el mayor consenso sería lo ideal.

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