Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

¿Compañía tóxica?

Sánchez está en horas bajas y no resulta una compañía estimulante para los candidatos a alcalde

Que Pedro Sánchez no pasa por su mejor momento de popularidad y que tiene muy difícil remontarla en los próximos meses es una hipótesis que no requiere profundos análisis para ser demostrada. Basta echar un vistazo a las encuestas que se publican en los medios de comunicación, también en este periódico una vez al mes, o prestar un mínimo de atención a las columnas de la prensa escrita o las tertulias que a todas horas salpican las emisoras de radio y de televisión. El presidente del Gobierno está en horas bajas y su compañía puede ser tóxica para los candidatos socialistas que dentro de unos pocos meses se tienen que jugar los ayuntamientos y las comunidades autónomas en unas elecciones que se le han puesto cuesta arriba a los socialistas. En esa clave se interpretó la visita que ayer hizo Sánchez a Sevilla, que supone el inicio de una gira para lanzar la campaña de su partido para las elecciones del 28 de mayo. Si a Antonio Muñoz, candidato a revalidar en las urnas una Alcaldía que le llegó de rebote hace apenas un año, le pareció bien, mal o regular tener que compartir mitin con el presidente del Gobierno es algo que no revelará ni a sus más íntimos y que seguramente nadie desde la Moncloa o desde la calle Ferraz de Madrid tuvo el detalle de preguntarle. Como nadie se lo preguntará, cuando toque, a los alcaldes de Huelva, Granada o Jaén e incluso de otras poblaciones importantes donde el PSOE ve peligrar su hegemonía tras el tsunami del pasado 18 de junio. Los partidos son así y las estrategias nacionales tienen poco en cuenta las que se elaboran en los escalones locales.

Lo que parece una realidad instalada es que ahora mismo Pedro Sánchez no suma y que habría que darse por satisfecho si, simplemente, se limita a no restar. El presidente del Gobierno tiene un problema de empatía social que tiene que ver más con el entorno que lo rodea que con las propias acciones que impulsa desde su Gobierno. No cabe duda de que al inquilino de la Moncloa le han salido bien medidas de política económica y otras que han ido a reforzar la protección social en momentos muy delicados. A Sánchez le resta sobre todo aparecer ante la opinión pública nacional como rehén de separatistas vascos y catalanes, dispuesto a aceptar cualquier chantaje y a plegarse ante cualquier requerimiento de sus socios con tal de mantenerse en el poder. Presentarse en Sevilla como aliado de Oriol Junqueras y de Arnaldo Otegi no es la mejor tarjeta de vista para apoyar a Antonio Muñoz. El alcalde, que no tiene un pelo de tonto, lo sabe. Y Pedro Sánchez, que tampoco lo debe de tener, seguro que no lo ignora.

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