En la Complutense se juega a la petanca

Un escrache auspiciado por una izquierda a la que no le importa destrozar lo que es un límite en cualquier democracia

Quienes me conocen saben que el de la señora Ayuso nunca fue el estilo político que a mí me convence. Una imagen con demasiados egos y un punto de soberbia. Soy más de Marifran, no voy a engañar a nadie. Trabajo, gestión, diálogo, eficacia, templanza, mesura… Imagen, sí, claro. La necesaria y sin provocar terremotos ni enquistamientos políticos. Pero lo del otro día en la Complutense fue espeluznante, barriobajero, de vodevil, de lamentable sainete. Un escrache auspiciado desde una izquierda política a quien no importa destrozar lo que hace bien poco eran límites infranqueables en cualquier democracia europea. "Qué barbaridad, a una asesina quieren condecorar", "Fuera fascistas de la universidad", "Ayuso pepera los ilustres están fuera", "Ayuso cucaracha, la Complu no escracha".

Desgraciadamente, aún existen conductas delictivas que, motivadas por el odio y la intolerancia, limitan la dignidad y ponen en riesgo esta libertad y el desarrollo de las personas en igualdad de condiciones y oportunidades. Los denominados delitos de odio atentan precisamente contra los cimientos del estado de derecho y los valores fundacionales de la Unión Europea y, por lo tanto, es fundamental reforzar la lucha contra este tipo de delitos. Esto no lo digo yo, lo dijo el ministro Marlaska en la presentación del rimbombante 'Plan de acción de Lucha contra los delitos de odio'. Otra pose más, otra foto más, otro brindis al sol más, y lo de siempre, del dicho al hecho... del ministro, ni se sabe dónde le pilló el otro día. Jugando a la petanca, puede ser…

Obligados a defender la libertad en la Universidad. La expresión que por toda respuesta dio Ayuso, no sólo a la alumna que le precedió, sino a quienes le acusaban de asesina. Y al ministro de universidades. Que un ministro, que un representante de cualquier gobierno pueda legitimar y considerar plausibles acusaciones como la de asesina y justificables en el entorno de la "libre expresión de ideas", es no sólo deleznable, sino de evidente responsabilidad política y objeto de inmediata dimisión por su ineptitud y falta de comportamiento democrático.

Miserable la conducta de este señor, por muy ministro que tenga el título (que no el currículo). Su comportamiento resulta más propio de un vocero de cualquier dictadura bananera que de un ministro de una democracia. Claro, que para corregir está el jefe. Pero no. El jefe juega a la petanca. Mientras preguntamos dónde estaban las voces de quienes debieron corregir este desatino, dónde sus compañeros de bancada, dónde el estado de derecho, dónde la dignidad de la persona, dónde la responsabilidad del estadista, el presi sigue jugado a la petanca.

Quizá sea que andemos ya de campaña. Quizá el Sr. Sánchez y su cohorte estén ya de campaña. Si. Quizá sea eso. Pues juguemos a la petanca. De la democracia, la dignidad y el respeto, hablaremos otro día. Cuando el escrache pase por su barrio. El del Sr. Sánchez, claro…

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