Consitución para la Tierra

García Amado me contestó que igual sí, pero que a lo mejor se lo merecían tantos cabrones con pintas

Luigi Ferrajoli añade un subtítulo a su última audacia, Por una Constitución para la Tierra. La Humanidad en la encrucijada, y así es: es una de supervivencia jurídica, política, y hasta física. Ferrajoli, autor también de Derecho y Razón y de la magna Principia Juris, entre otras, quiere propiciar un debate para transformar, porque, digo yo, no sirve decir que llueve si nos orinan encima.

El profesor García Amado (sin duda, un activista del inconformismo intelectual y un referente de la casi extinta práctica de hacer antes que predicar) ha organizado, a propósito de la obra de Ferrajoli (con el mismo Ferrajoli y todo el vibrante equipo internacional de Sí-Lex, que lidera con el apoyo en la gestión del profesor Ricardo Garzón), un debate abierto con pretensiones de alcance desconocido. García Amado no esquiva el propósito práctico: constituir grupos de estudio y reflexión, con capacidad propositiva, que puedan desarrollar acción y presión para nutrir la agenda política mundial porque, aunque podamos diferir de la cura, estamos de acuerdo en el diagnóstico: enfrentamos retos globales que requieren soluciones globales.

El mundo, con todos sus seres humanos, sin excepciones, afronta riesgos ciertos que lo ponen al borde de un precipicio existencial. Sin carácter exhaustivo, pero, posiblemente, sí por orden: el cambio climático, el polvorín nuclear y la desigualdad económica material. Estos problemas, diagnóstico fáctico, se exacerban con el caldo de cultivo de un creciente nacionalismo y un irritante populismo, que 1) demuestran la incapacidad de las soluciones nacionales a problemas que trascienden, obviamente, fronteras, y 2) asumen el cortoplacismo de lo que se quiere oír, en lugar de lo que se debe hacer. Los sistemas internacionales se revelan, como mínimo, insuficientes porque las consecuencias de su violación son, en la práctica, irrelevantes. Ferrajoli señala que "la geografía de los poderes está dislocada, los más fuertes están fuera de las fronteras nacionales". El diagnóstico impone una propuesta de tratamiento: construyamos una solución, una regulación mundial y vinculante, para darle respuesta con arreglo a su naturaleza y dimensión. Universalizar derechos, para fijarlos y garantizarlos, desde una posición respetuosa con el multiculturalismo; hacerlo de manera transversal, sin etiquetas políticas, pero con un marco de transformación que es, evidentemente, político.

Convocan a la rabia de la idea, tan olvidada, ya. Ofrecimientos y consultas en constitucionparalatierra@gmail.com. Es menos que embrionario, pero mucho más que ambicioso. Igual se ha abierto una espita. Le escribí a García Amado que se encaraba otro riesgo: el buenismo. Me contestó que igual sí, pero que a lo mejor se lo merecían tantos cabrones con pintas.

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