Democracia interna

Quienes hoy callan, ¿están a favor de la amnistía o lo venden todo por seguir apareciendo en la foto

22 de septiembre 2023 - 00:00

Dar vueltas a lo mismo tiene la singularidad de ocasionar diversos enredos. Hoy quedan tantas y tantas historias en mi cabeza…, todas producto de una semana negativa, una más, una que se adentra en la reflexión que a duras penas alcanzamos a escribir en nuestros adentros, en el futuro de lo que somos y los derechos y libertades que tanto trabajo costó conquistar. A la postre, como dijo Voltaire, la parte más filosófica de la historia es hacer conocer las tonterías cometidas por los hombres.

Agradezco a un buen amigo sus reflexiones: “Disciplina de voto es una contradictio in terminis”. Uno, disciplina, presupone ejercicio de obediencia. Otro, voto, presupone ejercicio de libertad de pensamiento. Si implicara adoptar una opción predeterminada por otro, más parece a los votos religiosos que lo que en verdad debiera exigir una acción política honesta en el ejercicio de la libertad de pensamiento: la libertad de voto (Carlos Mas). La semana apareció con un cacareado (que no contrastado, ya que en ningún momento ha sido notificado) expediente de expulsión a Nicolás Redondo, histórico –tradición familiar–, del partido socialista.

Al ciudadano de a pie se le hace cuesta arriba entender que los partidos son el único vehículo de los sistemas democráticos cuando, por el contrario, en ellos no encuentra cabida, no ya la libertad de voto, que daría para otro artículo, sino la libertad de expresión y opinión, mucho más sangrante. Prohibido opinar contra el jefe. Quizá sea ésta la causa del declive de estas estructuras, que corren el peligro, si no están ya, de situarse al margen de la propia sociedad. Estoy convencido que una encuesta sobre la afinidad social a los partidos arrojaría preocupantes datos acerca de lo terriblemente erosionada que está su imagen. Dejaron de ser estructuras de cohesión para convertirse en jerárquicas y de nula democracia interna. Los debates ideológicos no nacen con la opinión de sus afiliados, sino de la cabeza de la jerarquía.

Hoy tocó recordar al jefe que años atrás, momentos preelectorales, siempre negó la amnistía, que no cabe comprar votos con ese precio, que la Constitución es el bien más preciado de cuantos poseemos en democracia y el único instrumento que garantiza nuestra pacífica convivencia. ¿No tienen cabida en un históricamente democrático y plural partido socialista quienes están en contra de la amnistía? Y quienes hoy callan, ¿están a favor o lo venden todo por seguir apareciendo en la foto?

Cansado. Enojado. Hastiado. Históricos dictadores hicieron lo mismo, engañar a sus ciudadanos. ¿Merece la pena? ¿Esas son sus aspiraciones? La política es el arte de engañar, pero hasta para eso hay que ser medianamente inteligentes…

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