El ‘Despacho de La Mariana’

El domingo, el ‘Despacho de La Mariana’ podría ser adjudicado a un nuevo alcalde, aunque insisten que alcaldesa

Eescribió el gran José Martín Recuerda –con quien me unió una amistad fundada en mi permanente admiración hacia su genio y su finura– una obra teatral, al comienzo de los años 70 del pasado siglo, con un título de especial fuerza sugerente: Las arrecogías del beaterio de Santa María Egipcíaca, obra estrenada entonces por la actriz Concha Velasco a la que pude ver en dos ocasiones representando un papel inconmensurable en la figura de doña Mariana de Pineda. La figura de esta heroína granadina, mitificada en muy buena parte de su biografía, había sido relatada en otro drama anterior, denominado, simplemente, con el nombre de aquella joven enamorada y valerosa. Su autor, el gran Federico García Lorca, que lo estrenaba en el teatro Goya de Madrid, el 24 de junio de 1927 y que tuvo crónica laudatoria en la granadina revista Reflejos en el verano de aquel mismo año.

Y se habían hecho varios grabados de aquella mujer, cuya muerte injusta –el 26 de mayo de 1831– estremeció el corazón de toda España, no sólo de sus correligionarios liberales, sino también, en un golpe de romanticismo, los de sus adversarios absolutistas, lamiosos devotos del despreciable Fernando VII. Por eso los grabados que representaban su efigie circularon por muchos salones elegantes y obscuros contubernios durante todo el s. XIX.

Y fue su fama tal, alimentada por la muy romántica aunque certera biografía, que sobre ella hizo su abogado y padre de la más pequeña de sus hijas –el ministro isabelino egabrense José de la Peña– que, en 1862 inspiró al pintor Isidoro Santos Lozano Silgo a realizar un enorme y muy apreciable oleo sobre lienzo de 365 cm. de ancho por 282 cm. de alto –sin contar el grueso marco– que representa con toda la carga dramática del momento, precisamente, al juez y a un escribano presenciando la despedida de doña ‘Marianita”’de la comunidad de beatas de Santa María Egipcíaca, beaterio que estuvo en la granadina calle de Recogidas, cuyo nombre lo es aún en honor y memoria de aquella institución religiosa que hubo de conocer las últimas horas en la breve vida de aquella liberal y enamorada heroína de Granada.

La pintura de Lozano Silgo se mostró en la Exposición Nacional de Bellas Artes del citado año y luego peregrinó por el Museo Nacional de Pintura y Escultura, conocido por el Museo de La Trinidad, pasando posteriormente al Museo Nacional del Prado, hasta 1896 y por último al Museo de Arte Moderno, estando depositada, hoy día, en el despacho de la Alcaldía de Granada, antiguo convento del Carmen calzado, que debió ser celda carmelitana, exclaustrada y desamortizada por el ministro Juan Álvarez de Mendizábal en 1836. Hoy esa estancia se denomina ‘Despacho de La Mariana’ y el próximo domingo, –28 de mayo– podría ser adjudicado por los ciudadanos granadinos, quizás a un nuevo alcalde, aunque insisten que alcaldesa ¿O no?

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