¿Diversidad contra igualdad?

Una sociedad plural y democrática, junto a los derechos individuales, debe tener en cuenta el bien común

Toda esta semana se desarrollan actividades y celebraciones que conmemoran la conquista de un derecho largamente anhelado: el de la diversidad sexual. O mejor dicho, el derecho a poder amar a quien se quiera y el de poder practicar sexo con las personas que elijamos.

Y este año 2022, a escasos días de la pérdida de otro derecho que creíamos consolidado, el del aborto en EEUU, esa celebración se llena de nuevos matices. Porque, quienes tenemos la suerte de vivir en eso que se llama el primer mundo, especialmente si estamos en la parte de ese mundo en la que impera el llamado estado del bienestar, quienes tenemos esa suerte corremos el riesgo de creer que no daremos pasos atrás, que la conquista de un derecho es ya para siempre. Pero no, los derechos (especialmente los de las mujeres) están siempre en riesgo.

Y este año 2022, a escasos días de que la llamada "ley trans" haya empezado su andadura parlamentaria, la celebración del Orgullo se ve desde otro prisma.

El respeto a la diversidad, en el color de piel, en las preferencias sexuales o en las capacidades intelectuales, es siempre necesario. Una conquista más de ese estado de derecho y de bienestar en el que tenemos la suerte de vivir.

Pero, y esto ocurre con todos los derechos individuales, no pueden entrar en conflicto con otros derechos y, aún menos, ponerlos en riesgo. Y si la diversidad se opone a la igualdad, mal vamos.

Porque esto de la igualdad entre todos los seres humanos, tan del siglo XIX, sigue necesitando una legislación específica. Por eso existe la Ley de igualdad efectiva de hombres y mujeres, la Ley de igualdad salarial, la Ley de igualdad de trato y no discriminación, la Ley de medidas de protección integral contra la violencia de género…y aún con todas esas leyes en España las mujeres seguimos cobrando menos por igual trabajo, ocupando menos puestos de responsabilidad, cobrando menores pensiones, encargándonos mayoritariamente de las tareas de cuidados, siendo violadas, explotadas sexualmente, asesinadas. Sigue siendo necesario pelear por el derecho a ser iguales. Y lo es porque aún con lo mucho ya logrado, la sociedad no es igualitaria.

La diversidad y la igualdad son conceptos en cierto modo antagónicos. El derecho a uno y a otra no pueden serlo. Y quizá es este un buen momento, en este año 2022, para recordar que los deseos no son derechos y que una sociedad plural y democrática, junto a los derechos individuales, debe tener en cuenta el bien común.

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