Doctrina de la esfera

De lo que aquí se trata no es que las cosas les salgan bien a algunas personas o a algunas colectividades

Hay hombres -dice Pío Baroja en Zalacaín el aventurero- para quienes la vida es de una facilidad extraordinaria. Son algo así como una esfera que rueda por un plano inclinado, sin tropiezo, sin dificultad alguna". Personas a quienes la lotería genética, en expresión que puso de moda La generación X, ha brindado la posibilidad de poder ocuparse de los asuntos de la vida, sin tener que prestar atención al propio camino; gente que sólo tiene que estar ocupada de los acontecimientos porque el deslizamiento en la pendiente natural ya les lleva adelante sin sobresaltos. Una teoría de la esfera que es prudente tener a mano para explicar comportamientos, individuales y colectivos, y entender las reglas del mundo que tenemos delante.

Porque de lo que aquí se trata no es que las cosas les salgan bien a algunas personas o a algunas colectividades; no es un problema de resultados ya que también a trompicones se puede dar uno de bruces con la suerte. El asunto está en que, cuando la esfera está llena de esquinas por todas partes, esta condición empuja a que el propio desarrollo de las cosas sólo pueda hacerse con dolor y con tensión, y en esas circunstancias son la contradicción y la paradoja los únicos instrumentos válidos para gobernar el timón del destino. ¿Pero posible?

En el caso de las vidas individuales como colectivas, públicas o desconocidas en general, los ejemplos de una u otra fortuna se encuentran a cada paso. Cada persona, cada grupo social sabe y siente que la facilidad de la vida le viene desde el contexto, desde el entorno. Hablando de todo esto, vale la cita de Favorino de Arelate, uno de los más célebres filósofos del Imperio Romano, que contaba tres paradojas que, según relato de Filóstrato, de sí mismo: ser galo y tener mentalidad de griego; ser eunuco y sufrir un proceso por adulterio; y haberse enfrentado a un emperador y estar vivo.

La pregunta que lleva a este complejo, al tiempo que simple, doble camino en el que unos y otros estamos situados, son las razones del porqué. Precisamente en estos meses estamos viendo de manera casi insultante la diferencia de que habla Pío Baroja, de cómo rodó la esfera del destino y los descalabros / venturas que reparte. Pero así son las cosas. ¿O acaso a la ramita del árbol de la que tiramos descuidadamente andando por la calle, no le hubiera gustado haber nacido arriba, fuera de nuestro alcance? Pues claro.

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