Eterno Serrat

Ha marcado gran parte de mi existencia, canciones y melodías que llevo en mi mente y en mi corazón

Hace unos días, Joan Manuel Serrat se despedía de los escenarios en Barcelona. Antes de iniciar este concierto, comentaba que quería que esa última actuación no se recordara con tristeza, sino más bien con júbilo y alegría, porque, decía: "Esto es una fiesta". Yo, hoy rindo homenaje a este poeta y trovador de la vida, con el que los/las de mi generación hemos crecido y envejecido. Él nos enseñó a valorar y recordar con una dulce nostalgia esas "pequeñas cosas" de la vida que se quedaron "en un rincón, en un papel o en un cajón", nos descubrió las "palabras de amor, sencillas y tiernas que echamos al vuelo por primera vez" porque "a los quince años no se sabe más", y a descubrir el amor verdadero como el "Lucía, la más bella historia de amor que tuve y tendré". Me mostró que "la mujer que yo quiero, no necesita, deshojar cada noche una margarita". Y es que, por ella "dejé los montes y me vine al mar", porque "su nombre me sabe a yerba". Habló también de amores no correspondidos, que pueden hasta matar, como el de "Curro el Palmo por Merceditas".

Con él buscaba inspiración y "me quedé colgado en las alturas". Nos descubrió la tristeza y penurias de Miguel Hernández en prisión, añorando a su hijo recién nacido con el bello poema de "Las nanas de la cebolla" y cantamos a la "Libertad" para la que "sangro, lucho y pervivo". Puso además música a la poesía de Machado, mostrando al caminante que "no hay camino, y se hace camino andar". Describió como nadie a nuestros hijos, esos "locos bajitos" que se "menean con nuestros gestos y cargan con nuestras frustraciones". Fue capaz de reformular, sarcásticamente unas peculiares "bienaventuranzas" de nuestro tiempo. Y sobre todo hizo de 'Mediterráneo' un himno de más de una generación, un canto al espíritu latino de una tierra que vive a orillas de este Mare Nostrum milenario, que ha visto pasar ante sí varias civilizaciones y, con el que me siento plenamente identificado, a pesar de haber nacido mar adentro. Serrat ha marcado gran parte de mi existencia y ha hecho de una poesía cercana de la vida misma, canciones y melodías que llevo en mi mente y en mi corazón. Cuando las escucho, en ocasiones me 'arrancan' lágrimas de melancolía y otras, en cambio me dan una inusitada esperanza porque "hoy puede ser un gran día".

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