Pensándolo mejor

Miguel Hagerty

Eufemismos en crisis

EL término eufemismo no deja de referirse a un modo de expresarse propio de los que temen que se conozca su forma de pensar. Ahora que la crisis económica va entrando en todos los hogares, es manifiestamente demostrable que algunas palabras, lejos de confundirse con segundas o terceras, vuelven a tener sentido sin adjetivación. El empleo abusivo de eufemismos referidos a la "crisis" por parte del PSOE sólo ha contribuido al cachondeo general por parte de los recién parados, y al regocijo del PP, los únicos que están encantados de que las cosas nos vayan mal.

Las noticias sobre la marcha de la economía, y los vaticinios para el Ejercicio que viene, no podrían ser peores y, sin embargo, se sigue utilizando artilugios lingüísticos para circunvalar el hablar claro de las cosas. Con lo sano que es hablar con claridad. Estos informes los podría haber emitido mucha gente desde hace un año o dos; por ejemplo, los despedidos de Delphi y otras plantas de industria pesada en Andalucía que ya son maestros zen en el arte de la supervivencia.

Las cosas como son: hemos estado viviendo por encima de nuestras posibilidades y ahora estamos pagando el precio. Las incalculables ganancias de inmobiliarias, promotoras y constructoras se han esfumado extrañamente sin que hayan invertido en la necesaria reconversión que ahora nos toca hacer entre todos. Los maestros ladrilleros del eufemismo no dan señales de vida mientras que Solbes pide una economía de "solidaridad", y Rajoy pide que se recorten pensiones, sanidad, educación y todo lo que le huele a gasto público.

Evidentemente, estos grandes pensadores de la cosa económica no nos van a sacar de la crisis porque la situación es mucho más grande que ellos. En cambio, nosotros sí que les podemos sacar las castañas del fuego, pese a que no se lo merecen. Cada unidad familiar sabrá lo que tiene que hacer, sabrá lo que sobra y lo que de verdad hace falta para mantener la dignidad ante la adversidad; porque sabe que calidad de vida equivale a dignidad.

Los titulares están cada día más ocupados por actores, cantantes, deportistas y sus amigos, familiares o amantes. Además, ya mismo empiezan los Juegos Olímpicos cumpliendo así con la fórmula Panem et circenses para controlar a las masas en tiempos difíciles. Creo, realmente, que sabremos enfrentarnos a la crisis que nos ha tocado vivir no ya con entereza sino con ingenio y buen humor. El primer paso consiste en hacer justo lo contrario de la mayoría de los políticos: llamar las cosas por su nombre y actuar en consecuencia. Desterrar a los eufemismos; no hacen sino crear confusión.

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