Fátima al-Fihri (800-880) era una mujer culta con una refinada educación. Hija de un rico comerciante que se trasladó de la ciudad de al-Qairawan (Túnez) a Fez (Marruecos) en el reinado de Idrís II. A la muerte de su padre, Fátima y su hermana Marian heredan una importante fortuna que deciden invertir en beneficio de la comunidad.

A Fátima se le atribuye la creación de la Madraza y Mezquita al-Qarawiyyin en el año 859 y a Marian la mezquita al-Andalus, ambas en Fez. La UNESCO considera a la madraza al-Qarawiyyin como la primera institución de educación superior del mundo que aún sigue operativa como universidad. En un principio esta institución enseñaba religión y estudios del Corán, pero pronto se amplió a gramática árabe, matemáticas, música, medicina y astronomía. Aquí estudiaron, entre otros, el poeta y místico Ibn Arabí, el historiador Ibn Jardún, el filósofo cordobés Maimónides y un largo etc. Su biblioteca fue famosa, albergando mas de 4.000 manuscritos.

Fátima al-Fihri nos trae una reflexión a la actualidad, cuando tras los acontecimientos en Afganistán algunos partidos políticos quieren aprovechar y lanzar un mensaje para demonizar al mundo árabe y la religión islámica, olvidando que si repasamos la historia en todas las culturas y todas las religiones ha habido grupos de fanáticos y radicales, igual que han existido santos y mujeres y hombres tolerantes y sabios que han dedicado su vida entera al servicio de los demás y de la ciencia. El profesor Mohammad 'Ali Nadwi realizó en árabe un importante diccionario biográfico que recoge a unas 9.000 mujeres en 40 volúmenes, que enseñaron los hadices o narraciones sobre la vida del profeta, y que muchas de ellas eran expertas también en otras disciplinas como la jurisprudencia, gramática y ciencias. Ha ofrecido un resumen de su trabajo en inglés en el libro: Al-Muhaddinat: The Women Scholars in Islam, (2013). Por lo que no se puede condenar a una cultura por las acciones de un grupo de radicales.

Por otra parte tenemos a los que se ponen la corona de laurel y auto-felicitan cambiando el vocabulario, ahora la "derrota" se llama "salida", y el "abandono", "retirada". Y todavía nos queda por ver y aplaudir los triunfos de la diplomacia occidental que dará una lluvia de millones para que vengan un puñado de afganos, los suficientes para la foto, mientras se negocia que el drama migratorio lo asuman los países limítrofes a cambio de dinero y sin preguntar como será esa acogida y el futuro que les espera a miles de personas.

Que el recuerdo de Fátima al-Fihri, en estos tiempos donde todo se reduce a breves comentarios y a clasificar las cosas en blanco o negro, bueno o malo, nos lleve a análisis más sosegados y profundos.

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