La trastienda
Una sentencia imposible
La desesperación es mala consejera. Le ocurre a todas las colectividades. Hace que pierdas la objetividad y votes desde el pánico y la angustia al último que te ofrece la solución populista, mágica y exprés que te saque del abismo.
Sucedió con Chaves en Venezuela y mira el resultado de ruina generalizada; con Trump en USA con el the end de los bárbaros asaltando el capitolio; o con los podemitas que pasaron de cercar el Congreso en zapatillas de deporte y con las rastas a comprarse pisazos a codazos entre ellos con sus sueldazos de diputados aburguesados en tiempo récord.
Y sucede de nuevo con Milei, ese gorila iluminado lleno de traumas que ha arrasado en las presidenciales argentinas incluso con la oposición de todo un Papa jesuita que hasta le tildó taimadamente de payaso.
Pero daba igual. La autoridad moral de todo un Papa argentino de poco sirve cuando el hambre y la desesperación oprimen a un pueblo. Es el caldo de cultivo perfecto para la llegada de este bestia simplón, este bravucón tan poco leído que con tres fórmulas ramplonas pretende salvarlos a todos en su carrera de tan sólo dos años de la nada a la presidencia de un país. Mal pinta la cosa.
Claro que después de la retahíla de presidentes que ha habido en ese país, corruptos hasta las trancas, pues hasta se puede entender que la opción sea este ultra-neo-liberal-radical que pone toda su fe en el dólar y en la autorregulación de la economía por el propio dejar fluir de los mercados.
Los argentinos le han votado dejando claro que la democracia no es la mejor sino la menos mala de las opciones de gobierno. Es mejor, parece, autoinmolarse a que te maten. Todo puede ser un consuelo aunque te caigas del todo.
Hay quien decía que después del ‘Papa negro’ (el general de los jesuitas en Roma siempre fue llamado así, igual que la profecía de Nostradamus que algunos dicen que se está cumpliendo) llegaría el anticristo. Pero no sé si este Milei con sus formas trumpistas llega siquiera a ser el maligno. Demasiado zafio y evidente; demasiado tosco y fuera de control. Y aun así le han votado. Debe ser que en Argentina si regalas una ilusión te lo perdonan todo. Maradona fue un gran ejemplo. Metía goles y por eso lo convirtieron en un dios.
Estaremos pues atentos a las muchas faltas que comete Milei y a los penaltis que provoca este delantero torpe, desbocado y sin cintura alguna.
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