Dentro de cuatro días tenemos una cita con las urnas. No, queridos lectores, no me confundo. El próximo martes se elige al nuevo rector o rectora de la Universidad de Granada y, aunque no todos los granadinos tenemos derecho a voto, como si ocurrirá en las elecciones municipales del próximo día 28, Granada tiene una cita importantísima con las urnas, porque la Universidad es tan importante para esta ciudad como lo pueda ser su Ayuntamiento, así lo acreditan sus más de 500 millones anuales de presupuesto, sus 130 inmuebles repartidos en varios campus, sus casi 8.000 trabajadores entre profesores y personal de administración y servicios, sus más de 64.000 alumnos y su peso en el PIB de la provincia que supera el 6,2%.

Francisca López Torrecillas, Pedro Antonio García o Pedro Mercado van a tener la enorme responsabilidad de dirigir una de las mejores universidades de España y el mundo, lo cual ya es mucho decir; una institución que además reviste una importancia capital para la ciudad en la que reside porque tanto en cantidad, como en calidad, el peso específico de la UGR para el territorio en el que se asienta es mucho mayor que el que representan otras universidades en sus ciudades; van a recibir una institución que en los últimos ocho años de gobierno de su primera Rectora, se ha consolidado como un referente académico, docente e investigador de primer nivel nacional e internacional; ha mejorado notablemente sus infraestructuras y sobre todo su financiación, después de años de recibir mucho menos de lo que le correspondía y sobre todo, ha mostrado un liderazgo social y ciudadano indiscutible que se esperaba desde hacía muchos años y que por fin ha llegado ahora. Está claro que Pilar Aranda se va por la puerta grande y que deja el listón enormemente alto para cualquiera que le suceda que estoy seguro estará a la altura.

Lo de que Granada no podría entenderse sin su universidad está más vigente que nunca, como ha quedado demostrado a la hora de liderar iniciativas y sumar voluntades en proyectos fundamentales para nuestro futuro como el de la Inteligencia Artificial, el IFMIF-Dones, o la recuperación del complejo de la Azucarera San Isidro.

Los candidatos reciben una universidad situada entre las 200 mejores del mundo según los rankings más solventes, con algunas de sus facultades y profesores en la Champions League de la innovación y la investigación, una de las más atractivas para el estudiantado internacional, como lo acredita que sea la más solicitada en el programa Erasmus y enormemente querida y apreciada por la sociedad de la que se nutre, a la que forma y a la que sirve.

Desde aquí mis mejores deseos para el nuevo rector o rectora, porque su éxito será el de esta ciudad.

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