De los cinco reinos históricos que aparecen en la bandera de España, Castilla, León, Aragón, Navarra y Granada, el emblema del Reino de Granada, que se incorporó en 1492 aparece abajo, en el centro. Curiosamente, el escudo de España se rige por la Ley 33/1981, de 5 de octubre, aprobada después del pucherazo andaluz del 28-F, que blasona nuestro Reino en su artículo primero en los siguientes términos: "Entado de plata, una granada al natural, rajada de gules o rojo, tallada y hojada de dos hojas, de sinople o verde".

De estos reinos históricos, Aragón y Navarra -más reducidos que en sus apogeos- cuentan con CCAA propia. Con Castilla se hizo una división injusta y arbitraria, basada en un equilibrio de poderes entre UCD y PSOE, dando como resultado Castilla-La Mancha y la macro-autonomía de Castilla y León, incluyendo al histórico Reino de León en este popurrí territorial, que evidentemente, 40 años tras este desacierto histórico, quiere tener su propia CCAA y lleva bastante avanzado el proceso que seguro culminará en la obtención de su autonomía territorial, legítima aspiración que permite la Constitución Española.

Extrañamente, el Reino de Granada, con los mismos derechos históricos que el resto de territorios históricos que conforman el símbolo de nuestra Nación, fue ninguneado a la hora de planificar el reparto territorial y, no sólo no tiene una CCAA propia, sino que forma parte de una Comunidad disfuncional por su tamaño, el de Portugal, y por su centralismo excluyente de los intereses y demandas de las "provincias periféricas".

Extrañamente también, los granadinos hemos soportado ese statu quo durante 43 años, y hemos soportado igualmente el centralismo sevillano que tanto nos ha postergado y perjudicado, quizás producto de nuestra pasividad…, porque los granadinos siempre hemos pensado que con la magnífica Alhambra y la espléndida Sierra Nevada ya habíamos sido suficientemente bendecidos por los dioses.

Pero ahora, que llevamos comprobando durante más de cuatro décadas nuestra triste situación, y que constatamos cómo desde Sevilla, si pudieran, se llevarían también la Alhambra y Sierra Nevada, de hecho, controlan su gestión con osadía y porque nuestros políticos lo han permitido todo -¿hubieran permitido los sevillanos que los Reales Alcázares se gestionasen desde Granada?-, debemos reivindicar nuestra identidad singular y diferenciada territorial e históricamente, conservada hasta la penosa división territorial de Javier de Burgos -no entiendo cómo tiene una calle en Granada-, y también nuestra bandera, igual que hacen los otros reinos históricos de España.

Difundamos que Granada tiene su bandera, porque los granadinos debemos tener a Granada por bandera.

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