Hablar español en España

Lo que en cualquier país es normal, como conocer su idioma, en nuestro país es un conflicto territorial

Lo que en cualquier país del mundo se considera tan normal y adecuado, como es el conocimiento de su idioma, en nuestro país supone un conflicto territorial inexplicable. No considerar una riqueza el conocimiento de otras lenguas, sino una perversión el comunicarse en alguna de ellas, es propio de la incultura política reinante. De ahí que hayamos pasado de vigilar el habla en que se comunican los niños en sus recreos a denunciar como lo hacen los profesores universitarios en sus aulas. Y cuando nos importa más el continente que el contenido, el desarrollo científico toca a su fin.

Hace años se invitó a profesores malagueños a desarrollar el modelo matemático de redes de colectores eficientes para la ciudad de Barcelona. Pero una vez seleccionado el equipo científico, se decidió prescindir de él dado el bajo nivel de conocimiento de catalán que poseía. Es decir, un equipo de matemáticos que utiliza un idioma común en el mundo entero desde hace más de 300 años, formado por símbolos, fórmulas y funciones, queda en entredicho frente al reduccionismo imperante en las élites catalanoparlantes. Esto demuestra que hace ya muchos años que no se quieren resolver los problemas, sino crear la discordia y el desconcierto, y así es difícil avanzar.

Cuando uno ve hoy en día esta caza de brujas donde los nombres de grandes científicos aparecen en páginas web de denuncias por usar el español en España, sólo se plantea el invitarlos a salir de esa persecución política y compartir sus conocimientos en tierras más hospitalarias. Sabemos que los lugares que más se han desarrollado fueron aquellos que abrieron sus brazos a todo aquel que pudiera traer ilusión, esperanza, ganas de trabajar y mucho que aportar. Por tanto, es innecesario que aquellos que malviven en algunas universidades sigan soportando tanta ignominia y falta de respeto a su dedicación. De ahí que vaya siendo el momento de airearse algún curso y venir a otras tierras que sí agradecerán su ciencia y sus descubrimientos.

En estos tiempos en que los demás países buscan fuentes de energía más baratas, se discute sobre la sostenibilidad de las nucleares o las gasísticas y se buscan soluciones a la pandemia, la preocupación del habla en las aulas universitarias es esperpéntica. Pero así algunos indocumentados siguen escondiendo el subdesarrollo al que están condenando a sus territorios ante el silencio cómplice de otros.

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