Hermanamiento poético

Dos poetas que no se conocieron, pero que Darro hermana a través de un motivo: García Lorca

El acto se celebró el lunes en el edificio de La Madraza de la Universidad de Granada. Hablo de la presentación del libro Elena Martín Vivaldi y Julia de Burgos. Hermanamiento poético, un volumen que recoge el homenaje a dos mujeres poetas de uno y otro lado del Atlántico, Elena, de Granada y España, y Julia, de Puerto Rico y de América Latina. He dicho un volumen, pero quizás el término no sea exacto. Porque, en realidad, lo que se presentó el lunes en La Madraza fue eso que todavía podemos llamar un libro-objeto, o un libro artístico; es decir, un libro con valor artístico y visual. Obra del artista José Manuel Darro, el libro incluye una pequeña antología (12 poemas) de cada una de las dos poetas, además de textos poéticos de escritores de acá o de allá (algunos de acá y de allá) en torno a las autoras; nombres como los de Juan de Loxa, Antonio Carvajal, Rafael Guillén, José Gutiérrez, Ángeles Mora, Luis García Montero, Álvaro Salvador, José Carlos Rosales, Pedro Mir, Ernairis Ribera, Elsa Tió, Dalia Nieves Albert, Fara Hallal, Susana Haug, Aitana Alberti… Hay, también, ponencias sobre Elena y Julia presentadas en las Jornadas del Hermanamiento organizadas en Granada en 2014. Pero el libro es lo que es, sobre todo, gracias a los dibujos de José Manuel Darro, sugerentes, llamativas imágenes sobre las poetas y sobre los poemas, que acompañan y dialogan con los versos.

Dos poetas, Julia y Elena, que no se conocieron, pero que Darro hermana (hermosa palabra cuando se usa bien) a través de un motivo y del gesto de admiración de ambas: Federico García Lorca. Mientras, se empeña además en demostrar, y lo consigue, otras afinidades y cercanías entre ellas. Hay más, pero a mí me gustan estos dos fragmentos de una y otra sobre los huesos, la piel, lo que se es. Escribe Elena en "Eternidad": "Oh, mis huesos! Si llegáis / a ser blanca flor de almendro, / cuando florezca, contad / la angustia de mi secreto. / Que los ojos que me miren / -que vean la flor de mis huesos- / reciban su confidencia: / aroma de amor y eterno". Y Julia, en "Ay ay ay de la grifa negra": "Negra de intacto tinte, lloro y río / la vibración de ser estatua negra; / de ser trozo de noche, en que mis blancos / dientes relampaguean; / y ser negro bejuco / que a lo negro se enreda / y comba el negro nido / en que el cuervo se acuesta. / Negro trozo de negro en que me esculpo, / ay ay ay, que mi estatua es toda negra".

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