Milena Rodríguez Gutiérrez

Ida Vitale

Mar adentro

¿Se marchará la poeta de Granada, dejaremos que se marche, sin que escuchemos su voz con sus versos?

31 de mayo 2017 - 02:38

Ida Vitale ha vuelto a Granada, ciudad que ya la conocía. Tal como aseguró en la entrevista que le hicieran en este mismo periódico, ha venido para recoger el muy merecido Premio de Poesía Federico García Lorca. Un premio que esta vez se va, por primera vez, a Uruguay, tierra de grandes mujeres poetas. Un premio que es, también, en cierto modo, para México, porque de allí, del país de Sor Juana y de Rosario Castellanos, es un poco Ida Vitale. México, el país de su exilio (¿cómo no ser del país que nos acoge cuando parece que ya no hay patria?). Y es que Ida Vitale conoció el exilio y supo decirlo en sus versos, y decir lo que eran, lo que son, sus habitantes. Esos ciudadanos de ninguna parte, que viven, como alguna vez dije, no solo en el destiempo del que habla Claudio Guillén, sino también, como sugiere la poeta, en el deslugar. Habitantes que avanzan (es un decir), no por un camino seguro, sino en medio de la grieta, lo roto, lo incierto: "Están aquí y allá: de paso, / en ningún lado. / Cada horizonte: donde un ascua atrae. / Podrían ir hacia cualquier fisura. / No hay brújula ni voces".

Está en Granada de nuevo Ida Vitale. Y es un motivo para volver a leerla, para recordar sus poemas, como su "Memoria de un jardín", donde aparece esa sinestesia otra, una sinestesia de hoy: "Alguien creó un jardín, / creó un paisaje, / partitura de música / para ver con los ojos". O su "Historia", lúcida y dolorosa enseñanza de la vida: "Subíamos corriendo la larga escalera. / Apenas si mirábamos posibles / detalles laterales, / sorpresas de una ventana / abierta al mundo tras los vidrios, reflejos, sedimentos / del que subiera antes. / Velozmente cruzamos / la inútil pausa del rellano, / abandonadas rosas menos que naturales, / los ramalazos del siempre / ciego cielo / a su modo indecible. / Subíamos, subíamos / por lo idéntico / solo que hacía cada vez menos luz, / hacia pozo más hondo". O su reivindicación, a pesar de todo, del mundo, de "Este mundo": "Sólo acepto este mundo iluminado, / cierto, inconstante, mío. / Solo exalto su eterno laberinto / y su segura luz, aunque se esconda".

Está en Granada Ida Vitale. Y hay conferencias de especialistas, lecturas-homenaje. Pero, ¿no se olvida algo? ¿Y la voz de Ida Vitale? Digo su voz en verso, la voz que ha hecho que hoy esté aquí. ¿Se marchará la poeta de Granada, dejaremos que se marche, sin que podamos escuchar su voz con sus versos?

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