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Lenguas

¿Tiene sentido que un parlamentario use un idioma en el Congreso que sólo hablan el 1% de habitantes

Un diputado de la Chunta Aragonesista ha anunciado que se propone hablar en aragonés en el Congreso. Según este diputado, el aragonés es una lengua que ha sufrido una terrible represión desde tiempos inmemoriales y que por eso mismo está a punto de extinguirse. De hecho, según me ha soplado la docta Wikipedia, ahora mismo hablan el aragonés unas 12.000 personas. Teniendo en cuenta que Aragón tiene 1.321.000 habitantes, un simple cálculo nos dice que esos hablantes ni siquiera suponen un 1% del total. Comprendo que la lengua materna de cada uno de nosotros sea un asunto muy delicado con el que cabe ser muy respetuoso, pero ¿tiene sentido que un parlamentario use un idioma que sólo habla –siendo muy generosos– el 1% de su comunidad?

Es cierto que el parlamentario va a hacer un uso testimonial del aragonés, pero de algún modo ya ha introducido el típico discurso victimista que pretende falsificar la realidad y de camino sacarle rédito ideológico al uso de una lengua muy minoritaria. Según este discurso, el aragonés es una lengua que se ha perdido por culpa de la represión política (léase franquismo), y por lo tanto, reivindicar su uso es hacer antifranquismo (y de paso, anticapitalismo, cosa que siempre queda muy cuqui). Pero se trata de una gigantesca falacia. El aragonés no se ha quedado reducido a un idioma testimonial por culpa del franquismo, sino que ya en el siglo XV fue perdiendo fuerza frente al castellano porque la Casa de Trastámara, de origen castellano, empezó a reinar en la Corona de Aragón. Es tan simple como esto. Y además, el castellano se fue introduciendo porque era la koiné o lengua común que se empleaba en las comunidades vecinas y que resultaba más útil para comunicarse. Por mucho que nos empeñemos en que las lenguas son cosmovisiones, las lenguas son herramientas de conocimiento que responden a un simple interés material. Ahora mismo hay cientos de millones de personas que están estudiando inglés, y en cambio no debe de haber ni 5000 personas que se estén planteando aprender birmano. ¿Por qué? El inglés resulta útil y el birmano no. Y lo mismo pasó con el aragonés. Nadie se propuso exterminarlo, sino que la gente descubrió que le resultaba más útil hablar castellano.

En estos tiempos de victimismo woke, decir esto equivale a incurrir en una peligrosa herejía. Pero las cosas son así.

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