Mar adentro

milena Rodríguez / gutiérrez

Logotipos

A pesar de lo que digan algunos, los tiempos que corren no son los del Mercado, al menos, no del mismo mercado que conocimos en el siglo XX. En el siglo XXI el mercado es una caricatura de sí mismo: no se venden productos, sino sólo su imagen. Las ventas deben ser muy rápidas y sin apenas negociaciones. Vendedores sin caras (y a menudo sin voz) venden a compradores sin caras (mejor llamarles clientes para que se crean más importantes) que carecen de tiempo y que, saturados de ofertas fugaces y no contrastadas, compran a toda prisa en cualquier sitio sin saber muy bien qué compran. El mercado de hoy es como sexo muy rápido con desconocidos anónimos; sexo sin protección que se lleva a cabo en cualquier portal (nunca mejor dicho).

La Diputación de Granada ha presentado en estos días la nueva imagen con la que la provincia intentará promocionarse en el mundo (ese lugar que antes parecía tan grande y que cada día se revela más pequeño). En concreto, la Diputación ha mostrado el nuevo logotipo del Patronato Provincial de Turismo. El logo es el escudo de las instituciones postmodernas, que son como empresas comerciales, pero de baja categoría: o tienes un logo o no eres, o más bien, no vendes. Un logo resulta así imprescindible para las ventas: si tu logo es atractivo, dicen los que saben, venderás. Si tu logo es anticuado, cursi o acaso demasiado complejo, no irás a ninguna parte. Por supuesto, da igual el producto que pretendas vender.

El nuevo logo de la Diputación de Granada se inspira, según cuentan en la prensa, en los mosaicos nazaríes de la Alhambra; es decir, en lo mismo que ya conoce hasta la saciedad todo aquel que alguna vez haya oído hablar de este lugar llamado Granada. Empeñada en vender, la Diputación, que se supone representa a todos los municipios de la provincia, ha decidido no complicarse demasiado: la misma y siempre fiel Alhambra es su apuesta más segura. La única imagen que, en definitiva, distingue a esta provincia y a esta ciudad. O, incluso, a cualquiera de sus municipios, aún a aquellos que están en lo más intrincado de la Sierra o en lo más cercano del mar.

Los granadinos no tienen motivos para la insatisfacción. Su Diputación les elige un logotipo para fijar su identidad. Y apuesta por lo de siempre, por ser siempre iguales a sí mismos. Y la Alhambra, ese viejo palacio de otra época, vuelve ahora en el siglo XXI convertida en logotipo.

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