Mare Nostrum 4

Se podrá simular cuál es el efecto que causará en nuestro clima el aleteo de una mariposa en Asia

Nuestro espacio vital, la cultura que nos acoge de Algeciras a Estambul, de uno al otro confín como nos dijo Espronceda, es el mar Mediterráneo. Podemos recorrerlo de país en país sin dejar de comer berenjenas, tomates, pimientos verdes, cebollas, aceite de oliva y unas pocas especias y seguiremos estando en casa, bien sea pisto manchego, ratatoulille provenzal, o las berenjenas en distintas formas, a la parmigiana que nos ofrecen los italianos, el baba ganush libanés o la paputsaika griega. Es un mundo común y más en verano. Un mare nostrum que definieron los romanos, que ya no es el ombligo del mundo, pero ciertas noticias nos hacen pensar que todavía sigue ofreciendo nuevas alternativas.

Es toda una declaración de intenciones que un pionero y potente superordenador que está funcionando en la Universidad Politécnica de Barcelona haya sido bautizado con ese nombre: Mare Nostrum. Alojado en una antigua capilla, es una caja acristalada y climatizada de ciento sesenta metros cuadrados en los que están instalados los numerosos armarios de los procesadores, capaz de 13.700 billones de operaciones cada segundo. Con esa capacidad se pueden establecer réplicas del cuerpo humano y del planeta y poder estudiar comportamientos de tratamientos y procesos. La teoría del caos quedará atrás. Se podrá simular cuál es el efecto que causará en nuestro clima el aleteo de una mariposa en Asia. Y actuar en consecuencia. O poder calcular el ahorro de energía que supone una forma diferente de agricultura en distintos climas y localizaciones y el seguimiento sistemático de plagas. Las aplicaciones son innumerables. Nos llegan noticias de que numerosos científicos investigan con esta potente herramienta la salud, el clima y nuevas formas de energía. Por ejemplo, serán capaces de predecir la dispersión del polvo del Sahara y su influencia en la agricultura y en las afeccione pulmonares.

No es ciencia ficción, si no una realidad que avanza desde hace unos pocos años y que ya está proponiendo una versión 5, más potente, que dejará atrás a su predecesor como este hizo con las versiones 1, 2 y 3, multiplicando por centenas sus capacidades y resultados. Un mar no solo es un cruce de culturas, sino también es un cruce de flujos de datos que llegan desde los cuatro puntos cardinales a un potente superordenador, que parpadea y emite sonidos repetitivos y suaves que esperemos sean pronto un clamor al servicio de la humanidad.

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