Mirada alrededor

Juan José Ruiz Molinero

jjruizmolinero@gmail.com

Ministerio de la verdad

Un Gobierno con sarpullidos totalitarios desearía medios para separar su 'verdad' de las 'falsedades' críticas

Se han escuchado voces cercanas al Gobierno de Sánchez de potenciar los medios existentes para salir al paso de lo que considere falso, manipulado o contrario a su verdad absoluta que para eso, dicen, han contado con el respaldo del pueblo soberano, reflejado en su parlamento, dónde es verdad que está representada la soberanía del pueblo, pero que no en pocas ocasiones se convierte en un mercadillo persa. Te doy mis votos si acepta mis condiciones, por muy leoninas que puedan parecer a los demás. Este trapicheo, a veces convertido en auténtico chantaje político, no ocurre sólo en las cámaras nacionales, sino en diversos parlamentos autonómicos, habida cuenta de la dispersión del poder político. Véase, por ejemplo, lo ocurrido en Castilla y León con el tema de los protocolos del aborto que han enfrentado al PP y a su socio circunstancial Vox. En otro orden de cosas más graves -allí sólo se ha hablado de un protocolo fantasmal- está lo que tiene que aguantar el presidente del Gobierno central, no ya sólo con las exigencias de sus coaligados de Podemos, cuyas ministras lo dejan en paños menores ante la opinión pública, sino de los peligrosos grupos independentistas, cuyos graves delitos contra el Estado tiene que perdonar, eliminar del Código Penal o modificar, pese al escándalo nacional y el deterioro presidencial.

Ante este cúmulo de contradicciones constantes y las reacciones de la oposición, generalmente agrandando los problemas y, por si fuera poco, cierta prensa, con informadores y comentaristas que se consideran independientes o no comulgan con ruedas de molino o, incluso, son de distinto ideario político, cualquier gobierno con sarpullido totalitario desearía medios para separar su 'verdad' de las 'mentiras' críticas. No bastará la división entre progresistas y conservadores, ni siquiera términos como 'fascistas', 'machistas', etc., destinados a periodistas y hasta a jueces. Si no es suficiente la propaganda oficial habría que potenciar el organismo defensor de la verdad. Pero ¿qué verdad?, muchas fakes news surgen de los gobiernos y Sánchez es un ejemplo clamoroso de deterioro de la palabra.

Los veteranos periodistas recordamos el ministerio de Información y Turismo que funcionaba en tiempos de Fraga. A las delegaciones del mismo mandaban las empresas los diarios que iban a salir a los quioscos, por si había algo que censurar. Recuerdo que Ideal tuvo que retirar su edición porque, debajo de la foto de la visita de Carmen Polo de Franco, su hija y otra dama del régimen se había colado un pequeño anuncio de Raticida Ibis, que tenía la leyenda "no solamente mátelas".

Espero que el gobierno no atienda estos consejos. No nos faltaba más que un Ministerio de la verdad.

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