La ciudad y los días
Carlos Colón
Nacimientos y ayatolás laicistas
ESTÁ aumentando la infidelidad dentro de la pareja, según estudios de diversas universidades norteamericanas citados por The New York Times. Ya lo escribió Alejandro Dumas: las cargas del matrimonio son tan pesadas que se necesitan dos personas para sobrellevarlas, y a veces tres. No creo que en Europa sea diferente.
Lo novedoso de los últimos años es que la infidelidad crece sobre todo en dos segmentos de la población. Por un lado, entre los hombres mayores, que se resisten a envejecer y creen hallar en cama ajena el elixir de la eterna juventud. No conviene despreciar tampoco el hecho de que los nuevos fármacos contra la disfunción eréctil hacen más fácil entablar relaciones extramatrimoniales sin pasar vergüenza ni humillación.
Por otro, las mujeres jóvenes, que engañan a sus cónyuges casi con la misma frecuencia que los hombres jóvenes a ellas. El camino hacia la igualdad pasa también por los cuernos, no todo va a ser salario y cargo. Sin embargo, hay una gran diferencia: los hombres suelen presumir de sus infidelidades y las mujeres raramente lo hacen. Los tíos vocean sus conquistas en la barra de un bar y sin mucha consideración por la identidad de la audiencia; las tías son más selectivas y prudentes, solamente confiesan sus andanzas ante personas de su círculo más íntimo. Investigadores de Texas entrevistaron a casi cinco mil mujeres americanas. A una mitad, en encuentros cara a cara, y a la otra mitad, con un cuestionario remitido por correo electrónico. En las entrevistas personales un 1% admitieron haber sido infieles a sus maridos durante el año anterior; por correo lo confesó un porcentaje seis veces superior.
¿Por qué? No puede ser por determinismos genéticos ni biológicos. Hombres y mujeres no son tan distintos. Yo creo que es más bien la presión cultural y social la que ha creado el mito de una libido más potente en el hombre que en la mujer. Todavía en muchos ambientes se piensa que un hombre con muchas parejas -no hace falta que sean las seiscientas que ha censado el futbolista Cassano como relacionadas sexualmente con él, basta con unas cuantas- es un portento de virilidad, pero que una mujer con varios hombres es promiscua. "Más que las gallinas" es parte de una frase hecha con la que en la calle, que sigue siendo machista, se define a la mujer que se empareja sin dificultad.
En cuanto la mujer se incorpora plenamente al trabajo y las responsabilidades estos tópicos salen corriendo, y la infidelidad tiende a ser sexualmente neutra: lo mismo afecta a ellos que a ellas. Otra idea que va a fallecer es la de que los hombres engañan y las mujeres sólo mienten. La deriva igualitaria, tan justificada, hará que pronto las mujeres engañen tanto como los hombres. ¿Por qué no?
También te puede interesar
La ciudad y los días
Carlos Colón
Nacimientos y ayatolás laicistas
Monticello
Víctor J. Vázquez
Más allá de la corrupción
Crónica personal
Pilar Cernuda
La pregunta que más se escucha
Bloguero de arrabal
Pablo Alcázar
El pleito del Melgo
Lo último