Los nuevos tiempos

César De Requesens

crequesens@gmail.com

Nuevas sensibilidades

Todo lo que no sea tragar es que eres un facha, carca, involucionista o un desfasado

En lo tocante al fuero interno quién sabe lo que habrá ahí dentro. Es todo un misterio al que difícil es asomarse y más aun descifrarlo.

De ahí que para manejarnos por la vida tengamos que orientarnos por las apariencias. Es lo que vemos y lo que podemos contrastar. No tenemos más salvo que el sujeto se exprese, de ahí lo engañoso de esta vida. Las apariencias engañan, vaya que si.

La revolución que vivimos es la interior. Hay una consigna muy extendida de que lo que se siente es lo que se es. A falta de mayores referentes y principios, parece que sólo nos quedaba ese mundo cambiante y tan pasajero que son las emociones, exacerbadas hoy al infinito como si fueran un absoluto.

De esta suerte te encuentras a personajes de lo más pintoresco que han decidido imponer su subjetividad a la objetividad de lo evidente. Un tipo en Inglaterra decidió convertirse en perro dálmata. A su mujer no le cayó muy bien el giro y se divorció al poco de ver a su adorado marido a cuatro patas y devorando latas de carne en el cubilete. Pero lo vio tan feliz que decidió apoyarle y así aparecía ella también junto a su perro-ex-marido charlando tan campante ante un atónito periodista al que las palabras le salían entrecortadas. Lo llaman personas transespecie, que ahora hay nombre para todo.

Ante cosas como esta la sorpresa cada vez pierde puntos frente a la normalización de cualquier cosa. El criterio objetivo se ha rendido frente al sunami de la subjetividad. Y así estamos. Curados ya de espanto y esperando que cualquier día el vecino del cuarto, tan madrugador, salga del armario y se decida a bajar por las escaleras como realmente se siente, es decir, vestido de plumas y con cresta saludándote con un cocoricó detrás de un pico que le tapa toda la cara.

Si te sorprendes de estas cosas es que eres un facha. Así. A las claras. No porque te vaya el rollo hitleriano o franquista. Ese término ya se lanza a cualquiera (hay quien empieza a tomárselo como un halago o un sinónimo de sensato) por si las moscas. Todo lo que no sea tragar es que eres un facha, carca, involucionista o un desfasado.

Pero cuesta distinguir entre los que quieren ir a la moda y los que de verdad viven el problema. Y al final pagan justos por pecadores y te quedas con lo que tienes delante, con ese señor de Murcia que viste en el negociado de la delegación del ministerio paseando con un collar al cuello tan ufano, tan feliz, tan poco humano.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios