Olmo viejo

Qué importan nueve olmos talados ni el gris sepultando el verde cuando no importa ni el ser humano

Al olmo viejo de Antonio Machado, "hendido por el rayo / y en su mitad podrido, / [...]/ algunas hojas verdes le han salido". A los olmos jóvenes de la calle Arabial de Granada, enfermísimos de enfermedad, no les han dado la oportunidad de que la vida brote. Eso sí, un parquímetro azul se erige ya figurín entre tronco talado y tronco talado. Olmos desahuciados por supuesta enfermedad. Y las suposiciones terminan en hechos consumados. Milagroso fue ver, sin embargo, cómo sanaron los árboles de Recoletos después de que se atara a ellos la baronesa Thyssen-Bornemisza. Ayer el ficus centenario del barrio de Triana de Sevilla, rebosante de vida, cayó abatido con las ramas contra el asfalto, parece que molestaba al párroco de San Jacinto una poda inasumible. Aún recuerdo a mi padre, incapaz de ver morir un árbol, augurando triste la muerte de los pinos del Parque García Lorca con las raíces podridas de tanto césped, y ya andan pidiendo auxilio del lado negro de sus ramas. Poco importa un árbol en esta sociedad loca hasta la extenuación, en la que todo necesita ser cambiado, donde todo sufre el mal de la inmediatez. Sólo cuenta la novedad. En Granada, la novedad será otro parque que el consistorio actual enarbolará en próximas elecciones, cuando se olviden de que allí, junto a los parquímetros, hubo olmos. Como se olvidarán en la capital de que en la calle San Jacinto unos frailes sembraron en 1913 un exótico ejemplar traído de Puerto Rico y que un día aquel regalo preciado para la ciudad se convertiría en regalo viciado. Pero qué importan nueve olmos talados ni un ficus centenario ni los bosques que arden ni el gris sepultando el verde cuando no importa ni el ser humano. Decenas de inmigrantes piden ayuda atrapados en un islote entre Turquía y Grecia. Turquía asegura que pertenece a Grecia y viceversa, si hubiera gas o coltán lo defenderían con patriotismo exacerbado. Murió un niño y no hubo foto en la playa. Qué nos importan los olmos si no nos importan nuestros congéneres. Aunque unos pesen más que otros. No, no eran ucranianos, procedían de Siria. Qué importa un árbol cuando somos capaces de clasificar por categorías al individuo. Llegaremos, como en la novela Cadáver Exquisito de Agustina Bazterrica, a dividir a los hombres entre aquellos que comen y los que son comidos... "Si falla el capitalismo, podemos probar con el canibalismo", El Roto, dixit. Retrocedemos por un oscuro camino sin sombra bajo la que refugiarnos los y las que vemos con terror cómo nos mira de soslayo el otro, y aún lloramos idiotas la tala de un árbol.

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