Ha trascendido a nivel nacional la noticia de la mujer lituana que fue encontrada muerta en su domicilio, en Motril. Como había rastros de sangre, se produjo la detención de su pareja, que se ha pasado en el calabozo un tiempo que tenía que destinar al dolor propio de las circunstancias. Tras la realización de la oportuna autopsia, se ha determinado que el fallecimiento de la mujer, que tenía 60 años y padecía diversas patologías, fue por causas naturales, lo que obligó, como no puede ser de otra manera, a la puesta en libertad de su pareja, que sin duda ha pasado un trago duro de comprender durante unas horas en las que él era el único que sabía que era inocente. Los miembros de la Policía Nacional que llevaron a cabo la detención del hombre -también de nacionalidad lituana- no hicieron nada más que cumplir con su deber y aplicar lo que se recoge en una ley que a veces conlleva lo que se ha producido en la capital de la Costa Tropical: que pague un justo por pecadores, unos energúmenos que no tienen cabida en la sociedad.

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