Res Pública

José Antonio Montilla

montilla@ugr.es

Privatizar Andalucía

Andalucía no es la comunidad en la que más ha crecido el PIB estos años, pero sí la que más ha cambiado

El 28F es el día del orgullo andaluz. Se recuerda la fecha de 1980 en la que los andaluces exigimos en las urnas ser iguales en autogobierno a los catalanes y los vascos. Ya lo habíamos pedido en las calles el 4 de diciembre de 1977, pero había que seguir el tortuoso procedimiento previsto en la Constitución y ganar el referéndum de iniciativa autonómica. Eso es lo que conseguimos el 28F. Y lo hicimos teniendo en contra a toda la derecha andaluza y española, con la digna excepción de Clavero Arévalo. Ese día nació la comunidad política de Andalucía, con la igualdad en su ADN.

Una tierra pobre y marginada clamaba por superar el abandono al que había estado sometida durante siglos desde los centros de poder político. Y empezó a crecer de forma rápida en los años ochenta. Sin embargo, desde el principio estaba claro que ese desarrollo debería tener la clave de bóveda de la igualdad. No se trataba de que unos mejorasen su situación a costa de otros, como suele ocurrir en épocas de crecimiento acelerado. Debíamos ir todos juntos o, cuando menos, tener las mismas oportunidades. Por eso se crearon nuevas universidades públicas y se desarrolló un gran programa de becas, para que las hijas de cualquier andaluz que apenas hubiera ido a la escuela pudieran ser ingenieras, médicas o maestras; por eso, se creó un sistema público de salud, para que todos fuéramos iguales ante la enfermedad. Andalucía no es la comunidad española en la que más ha crecido el PIB en estos años, pero si es la que más ha cambiado, especialmente por la implantación del estado del bienestar a través del cual todos tenemos el mismo derecho a la asistencia sanitaria, a la educación o a la pensión de jubilación.

Es claro que la derecha gobernante está intentando eliminar el modelo nacido el 28F. Tiene otra forma de entender Andalucía que no se sustenta en los servicios públicos iguales para todos sino en la privatización. Por ello, no debe sorprender que el sistema público de salud se deteriore día a día mientras pretenden derivar a la sanidad privada hasta las consultas de atención primaria. Tampoco nos puede sorprender que se estén creando universidades privadas, sin los mínimos requisitos de rigor académico, mientras se racanea en la financiación de las públicas. Es otra Andalucía. Una Andalucía en la que la atención sanitaria ya no será igual para todos sino que dependerá del seguro privado que tengamos o en la que podrás obtener un título universitario con más facilidad si lo puedes pagar. Es una Andalucía distinta a la del 28F y, sin duda, peor al ser más desigual.

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